Luis Ramos | TOLEDO
Los propietarios de los bares de la plaza de Cuba defienden la reclamación hecha por la Asociación de Hosteleros de Toledo por la que se pide el fin de la protección acústica en Santa Teresa.
Los hosteleros no se explican por qué las terrazas situadas en las calles adyacentes a la plaza pueden seguir la ordenanza municipal que permite la utilización de terrazas hasta la una (las dos en la noche del sábado) mientras que ellos deben desmontar las suyas a las once. Se consigue que los clientes cambien sus establecimiento por los que se encuentran a escasos cincuenta metros, donde sí pueden disfrutar de terrazas durante más tiempo. Esto supone una gran pérdida económica para los hosteleros de la plaza de Cuba, como Jorge Pérez, propietario de ‘La Barra’, que explica que no puede contratar empleados para sustituciones ya que no tiene suficiente trabajo, «esta zona está muerta, es triste, día tras día, vernos asomados con las terrazas vacías».
«A las once y cinco pasa la policía y si no estás desmontando la terraza, te multan», añade el empresario. Las multas alcanzan cuantías de 300 euros, en caso de reiterarse, el importe aumenta hasta llegar a retirarse la licencia al empresario.
Domingo Sánchez hace unos meses que regenta ‘El Pasito’, su bar no tiene terraza pero cree igualmente que la discriminación sobre la zona es absoluta. Ambos propietarios reconocen que en la plaza existen locales que generan ruidos y molestias pero nada tienen que ver con la instalación ni el horario de las terrazas. Estos locales permanecen abiertos hasta altas horas de la noche y muchos de sus clientes salen a fumar y beber a la calles. Para Sánchez, estos locales ‘recogen’ los clientes jóvenes procedentes de otras zonas de ocio de la ciudad y «el desmadre es completo».
quejas de los vecinos. Los hosteleros coinciden en que las quejas de los vecinos son exageradas. Pérez cree que los vecinos exageran e invita a «quien quiera ver cual es la verdad, que baje a esta plaza y vea cómo está el ambiente. Ruido cero», afirma. Domingo Sánchez, propietario de ‘El Pasito’ explica que «le pregunté a la vecina que tengo encima y en absoluto tiene ningún problema». Sánchez compara la plaza de Cuba con otras partes de la ciudad donde «conviven el ocio y las viviendas y no hay ningún problema». «Cada zona tiene su bar y también hay vecinos pero allí todo el mundo está funcionando, yo no sé el poder que tienen los vecinos de aquí para que nos tengan como nos están teniendo» dice por su parte el propietario de ‘La Barra’.
Por lo general los usuarios prefieren que las terrazas se mantengan abiertas por más tiempo y la mayoría de los que ha preguntado éste periódico, entre los que se encuentra un vecino, reconocen que los problemas de ruido no tienen tanto que ver con las terrazas como con la clientela jóven que acude a los establecimientos que abren hasta altas horas de la madrugada.