Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Ruinas

03/10/2024

Desde que los diversos mandamases de la Junta decidiesen trasladar al Polígono buena parte de sus dependencias y dejar como un solar el Casco Histórico, nuestra joya monumental no levanta cabeza.  Podemos achacar al turismo todos los males del mundo, las molestias, los inconvenientes, su afán invasivo… Pero, seamos sinceros: eso de alejar del centro de la capital buena parte de las consejerías, incluida la de Cultura, un auténtico dislate en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad, no ha ocasionado más que decadencia al Casco.
Y es que es difícil que un particular pueda llevar a cabo la reconstrucción de alguno de esos edificios abandonados que necesitan una rehabilitación íntegra y que la administración con su dinerito o fondos europeos, ahora tan de moda, a buen seguro puede acometer. Pero no: pocas cosas buenas le ha traído a Toledo ser la capital de Castilla-La Mancha. Aquí las inversiones han sido un tanto desacertadas. E incluso, las más ambiciosas, se han convertido en grandes cicatrices difíciles de curar. Ahí tenemos el 'Quixote Crea' que Page, en su afán de dejar el Casco como un erial, ha decidido que sea la nueva sede del Parlamento regional. Yo, sinceramente, si no es posible demoler la estructura de ese edificio, abandonada hace años, lo destinaría a centro cultural, biblioteca, zona comercial y aparcamiento. Para eso se diseñó en tiempos de Barreda. Un derroche y un error del expresidente, ahora escritor, que no queda otra que enmendar Y no, precisamente, mediante un capricho Page, que ya nos la jugó con el Hospitalito del Rey.
Estas reflexiones mías acerca de los problemas que nos ha ocasionado la Junta con los dislates de sus responsables, no son sino fruto de otro tema de esos que se enquistan en Toledo y nunca se solucionan. Y no me refiero al cuartel de la Guardia Civil. Ni a Vega Baja. Ni a la Escuela de Enfermeras. Ya ven, esto da para un serial. Hay otro caso más sangrante y que preocupa no sólo a los vecinos del barrio de Palomarejos, sino a toda la ciudad: el futuro del Hospital Virgen de la Salud, que muere entre rastrojos y que la Seguridad Social no cede a Castilla-La Mancha, mientras su futuro uso es objeto de cábalas de diverso signo político. Incluso del mismo, que a uno se le vienen a la cabeza multitud de posibilidades para reutilizar un edificio que forma parte de la vida de miles de toledanos. Me temo que ese antiguo hospital, donde nacieron nuestros hijos y murieron nuestros padres, se haya convertido en un arma política en la que los ciudadanos llevamos todas las de perder. Está claro que el inmenso espacio del Virgen de la Salud podría ocuparse con viviendas, para jóvenes y mayores, infraestructuras deportivas o culturales, zonas verdes… Cualquier función sería buena frente a la ruina. Lo que no es de recibo es que pasen los años en vano. Toledo merece que sus edificios abandonados resuciten. Ya.