Vino Mbappé, que por lo visto vino ya o en verdad no vino, porque según tengo entendido y oído por los más seguidores (extraña figura de seguir y procurar la vida y los pensamientos personales por un multimillonario, que pasa realmente de sus seguidores y únicamente, piensa él y su entorno en cómo a ver sacar más dinero a costa de esos seguidores) que, por lo visto, no está ni visto desde que está en los campos españoles. ¿Es un juego de palabras? Todo esto está pasando en el tiempo de la vendimia terminada y el reencuentro con los futuros mostos, provenientes de las mejores uvas de las mejores plantas, de los mejores viñedos, de los mejores campos. Pues según los expertos, resulta también en eso que llaman el arte de las pelotas y los pies, por lo visto, poco de cabeza para quien lo practica, que en esencia es quien debiera saber más, pero como ocurre en todas las cosas, quienes usan la cabeza solo para beneficio único, sólo de ellos, no de los que son los protagonistas, que si a veces y en casos concretos si se llevan parte del pellizco. Pero en este sentido tengo entendido, por lo poco que sé de estos temas tan populares, es para que «este señor cobre», tal cantidad realmente insultante de dinero. También a su lado tiene que haber otros diez jugadores más y, por supuesto, cobran dinerito y mucho, pero según creo mucho menos; es decir, que aquí la igualdad, como se ve, da igual, y nunca mejor dicho, cuando los sueldos mínimos de este país son los que son. ¿Qué paradoja no? Esta es la verdadera asimetría (igualdad) de este país, que para muchos que se dicen ser del progreso, se llenan de ganas y fuerza en eso de la igualdad para todos, y en esta desigualdad de una empresa que, a uno que hace lo mismo que los demás, es decir, que tiene la misma categoría, resulta que por otros intereses oscuros y que solo se benefician una élite de ello, pues aquí no existe una reivindicación de la tan pregonada igualdad para ello. Pues a estas alturas de la vida y en estas tierras al sur de los pirineos, ya no me debiera sentir sorprendido por tanta palabra vana, lanzada a troche y moche, que para unas cosas sé es muy, muy, y para otras cosas sé es todo digno e irreprochable. Es decir, la doble tabla de medir, en decir que se hace y actuar de verdad en otra manera, esto es así desde los padres de la patria, hasta los que nos vemos a los niveles más cercanos, en verdad es como una marca registrada de estas tierras y que todo el mundo hacemos de una mayor o menor medida: que es vivir en una completa apariencia, mejor dicho, en un cinismo e hipocresía constante, algo normalizado y bendecido, generado por quienes dicen no serlo y todo es así, traspasando a todas las edades, las mayores, las jóvenes y hasta las de las guarderías.