Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


El vino en el momento del cantinero

16/12/2024

Una de las cosas más extravagantes que uno (modestamente personalmente yo), se encuentra en muchos de los sitios que están dedicados a poner vino dentro de vasijas de vidrio, que no cristal, de cierta forma y diseños más que elegantes es a un cantinero científico, tabernero a más (si acaso), también pueda ser camarero con ínfulas o hasta que sea tremendo mesero a cuatro estrellas. Y desde luego, que un ignaro*, de la mayoría de ellos (y ellas también) se autollaman lo de saber (y la mayoría dicen de sí mismos que saben y mucho), sobre de esto que llamamos o conocemos la inmensa mayoría como: «bebida alcohólica que se obtiene por la fermentación del jugo, obtenido del estrujado y, en consecuencia, exprimido líquido de la fruta uva en sus variedades vinificables», con un nombre impronunciable en la lengua latina hispana, que empieza por 's', en lengua latina franca. Bien, pues estos (as) profesionales (as), que como un tal Facundo Di Genova en su libro 'El barman científico. Tratado de alcohología', -según lo mira Antonio Egido-, trasmite en ese texto, la idea que hay muchos inanes** e ignaros* «simples cantineros» que, puestos o colocados, por sí o por otros, en esas fortalezas tras las murallas de sus barras y muchas «altas mesas», por solo el hecho de tener en sus manos una botella de vino que, por la razón SNOB de turno, el productor de la misma dice que hay que pagar por ello mucho dinerito, por unos motivos realmente imaginativamente rocambolescos. Pues el mesero, verdaderamente ignoro*, con solo la ciencia del engaño, la picardía, la pillería y la vileza, se refortalece y refuerza el no compartir su sabiduría, porque no es sabio, es soberbio. Es decir, lo que hace en verdad, es una relativa humillación, un desprecio real y hasta un verdadero insulto a quien efectivamente, solo le tiene que servir, cuando este le va a pagar sus buenos dineros, por un porcentaje insultante que, en muchos casos en la actualidad rondan hasta un 1000% y mucho más. Pero lo bueno de esta actual «malísima» realidad, es que algunos de estos científicos meseros o titulados cantineros, no pueden hacer de las suyas, que solo en verdad tiene un nombre, que no es el de compartir o colaborar o divulgar, sino otro verbo que empieza por 'e' o también el verbo que empieza por 'r'. Porque por sus actos, tienen que dejar de laborar. Creo que es así gracias a Dios, qué en su infinita bondad, ha hecho llegar estos tiempos por medio de una crisis económica real. A ver si por esa situación, aprenden a colocar «honrada y humanamente» bien, bien, todas las «cosas» de este mundo, de una vez por todas, y los meseros sean científicos, titulados o no, lo que deben ser, es ser sencillamente honrados, coherentes, sensibles y buenas personas, pero, de verdad, algo que únicamente Dios puede conseguir. (*) Según el Diccionario de la Real Academia Española; adjetivo, que no tiene noticia de las cosas, (**) Según el Diccionario de la Real Academia Española; adjetivo, vano, fútil, inútil.

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