La ingeniería social se puso en marcha allá por el año 2004 con Zapatero a la cabeza y con Rubalcaba (DEP) como mente organizadora de una máquina que había de cambiar el proceso discutido y discutible de la Transición.
Cuando llegó Sánchez, la máquina había sido dopada con muchos millones y cambios legislativos suficientes para que no pudiera griparse, ni desactivarse de manera directa por el Estado, lo que supuso el Golpe de Estado perpetrado por Puigdemont y el nuevo presidente de ERC.
La dopamina eran millones y dádivas tales que, per se, podemos ir pensando que ese estado federado que pretendían lo están llevando a cabo sin que nos enteremos. Pero para ello tienen que seguir eliminando los mecanismos que la Constitución del 78 tiene para proteger un modelo que ha sido, es y será un ejemplo de transformación democrático y pacífico.
Que la ingeniería social nos está llevando al hoyo, es algo que todos vemos y pocos quieren afirmar en público. Sobre todo los que tienen un pesebre donde sacar los garbanzos que en el mundo real no obtendrían ni por asomo. No hablamos ya de podemitas, sumaristas, indepes o socialistas de poca monta, hablamos de cómplices de un plan de desmontaje que también tiene representación en los grupos de derecha silenciosa que se deja llevar por ese tan manido recurso, del «a mi no me interesa mientras que no me toquen…» u otro también muy recurrente «no se atreverán…».
Se atreverán a eso y a mucho más, porque no tienen límite, ni autocontrol. Están repitiendo el formato de los primeros años 30. Echaban a los funcionarios y residentes que tenían un sentimiento españolista de Cataluña, el Fiscal General Galarza era juez y parte por el partido izquierdista de Indalecio Prieto que actuaba como un mafioso hacedor del mal para desmontar el estado de derecho en pro de la implantación de la revolución socialista.
En estas mismas nos encontramos, el Fiscal General imputado por utilizar los medios del Estado para desestabilizar al contrario a través de la coacción, los indultos del Constitucional a los culpables de los ERE y del Golpe de Estado en Cataluña, la presunción de culpabilidad para los jueces, y atacando cada herramienta que sirve para que este país brille: campo, economía, turismo.