El actor que ha ganado un Óscar por su interpretación en la película La Ballena, es un tipo que, a mí, personalmente, me parece un héroe sin capa.
Atacado , vilipendiado y atrasado personal y profesionalmente, cuando las cosas le pintaron en bastos. Su delito: ir contra el sistema establecido para intentar cambiarlo desde dentro.
Su caída en desgracia le supuso una depresión y una adicción a ansiolíticos, calmantes y antidepresivos, de manera oficial, después de haber sido un actor con un sonado éxito por sus comedias de humor limpio. Pero caer bien, tener éxito y, a su vez, tener un compromiso personal con colectivos en riesgo de exclusión, te convierten en sospechoso. Si a ello, le sumas, un interés personal por colaborar, tratar de ser ecuánime y, además, denunciar una vez que parece que estás a salvo, todos los atropellos que has tenido que vivir. Pues eso, te lleva a convertirte en sospechoso entre tus iguales.
El porqué nadie dijo nada, las razones para no solidarizarse con él, el desinterés por las casuísticas son de otra historia mucho más larga. La colectivización del silencio no es una nueva culpa, no difumina el dolor, ni el delito, lo empeora y nos demuestra cuán insanas pueden llegar a ser nuestras conciencias que, damos por hecho, no tienen intención pero se sienten cómodas sin denunciarlo, como algo cotidiano.
Me refiero a la violación de unos menores, en Cataluña, contra otra menor, me refiero a los casos de acoso digital, a los dolosos casos de bullying escolar, al menoscabar la libertad individual tapándolo con comentarios capciosos de descarga.
La denuncia no puede convertirse en un problema para quien denuncia. Pero vivimos en un momento en el que algunos han usado la denuncia como herramienta de forma cínica para acabar con la dignidad de una persona simplemente para denostarlo y sacar provecho.
Brendan Fraser, en sus discursos de los Óscar y el Globo de Oro, ha demostrado que ha sido un camino arduo, duro y difícil para superar una situación que se llevó por delante su profesión, la que ha recuperado de manera brillante y gloriosa.
Los héroes sin capa son los que se superan cada día, luchan contra sus propios demonios personales, los que tienen ganas de salir adelante.