Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Su miedo

15/05/2024

Esa sensación casi sin control que nos provoca ansiedad, angustia por algo puede pasar, o no. 
Ese estado de ansiedad ante un hecho que está por acontecer. Puede ser escénico, un exceso de responsabilidad, una búsqueda de la perfección o la autoexigencia mal entendida. El jugarte,  no sólo la reputación, tu nombre o incluso tu propia vida te empuja a una sensación de bloqueo y descontrol interno. El miedo es incontrolable, pero algunos saben vivir con él e incluso gustarse en la suerte y hacerse valer y hacernos sentir, a través de una expresión artística.
Más allá de la importancia que tiene la Tauromaquia para nuestro campo, para nuestra tierra, para nuestra economía, el miedo es un nexo de unión entre todos los que cuidan y protegen a la cabaña taurina. 
La persecución que desde la irrupción en política de una izquierda radical e ignorante culturalmente. Se avergüenzan de nuestra historia, nuestra cultura y ese estado de opinión se ha ido abriendo hueco entre colectivos a los que se les ha dado más bombo del que realmente merecen, porque no son la mayoría.
Pero, cada día que pasa, ese movimiento que, en política va de capa caída, no quiere desaparecer sin dejar todo el daño que pueda en todo aquello que caracteriza a nuestro país. Y ello también es por el miedo. 
Ese miedo a la irrelevancia política, por eso tratan de medrar todos los pilares de nuestra vida. Nos quieren ignorantes, por su miedo a que les retratemos ante su propia simpleza y marginalidad. 
Ni son tantos, ni van a tener mucho recorrido, pero el miedo les va a conducir a hacer verdaderos estropicios que pueden ser irreversibles en nuestra sociedad. 
La cultura taurina es un pilar fundamental de nuestro país, de nuestra región y de cada uno de nuestros pueblos. El lema "sin toros no hay fiestas" que decía en Bargas su alcalde Marco Pérez Pleite es una de la ideas fuerza que tenemos que difundir. 
Tengan en cuenta que sin toros no seremos España. Nos conducen a la desaparición, por su miedo a su propia decadencia, por su miedo al fracaso nos empujan a todos al abismo de lo banal, al ocaso de la intrascendencia en todos los ámbitos de la sociedad global del siglo XXI.