Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Variaciones sobre el mismo tema

03/04/2025

Si leer un poco más sobre algún asunto, la experiencia que vamos acumulando, la coyuntura o las circunstancias influyen sobre nuestra forma de ver y de pensar sobre las cosas, es una consecuencia bastante lógica esperar que nuestra opinión pueda variar, sin que eso sea suficiente para que se nos tilde de volubles, inconsistentes y mucho menos de mentirosos o engañabobos.
Por motivos similares, pueden cambiar las opiniones de los políticos, ya que no son ni sólidas evidencias científicas que solo se cuestionan con otra proposición teórica convenientemente demostrada, ni son verdad revelada indiscutible por ser certeza divina. Sin embargo, aunque no les neguemos el cambio de opinión o de ideas a los políticos, sí que esperamos que este obedezca a un juicio razonado, ni arbitrario, ni personal. Una decisión que persiga formar una conciencia política favorable a los principios y valores de su posición, pero que permita sostener un discurso coherente que busque cómo conseguir beneficiar a toda la sociedad. Sin variaciones repentinas contrapuestas y sin declaraciones desatadas que, más que a un razonamiento útil, suenen a estrategia electoralista.
Aun así, lo curioso es que la política se sirva de técnicas de marketing y publicidad para fidelizar a sus seguidores en las que la repetición de las ideas y de los mensajes son fundamentales para lograr que se conozcan las marcas y se recuerden. Por eso, emplea figuras retóricas, como la anáfora y la epístrofe con las que se capta la atención, mediante la repetición de frases con mensaje que logran la conexión y sintonía con la audiencia. La perseverancia y la constancia en la transmisión de los mensajes en política se basa en lo que sabemos sobre el proceso cognitivo humano, ya que cuantas más veces nos llega una idea o una opinión, más familiar nos resulta e inconscientemente le otorgamos fiabilidad y confianza. A decir verdad, aprendemos de forma natural y eficaz a través de la repetición, reforzando las conexiones cerebrales que facilitan evocar el recuerdo de lo aprendido, la memoria. Eso explica que los niños estén encantados escuchando, una y otra vez, las mismas canciones y los mismos cuentos y no te consientan la más mínima variación en los diálogos y en las letras, por más ocurrente e ingenioso que tú te creas. 
Nos gusta la música que hemos escuchado mil veces, así como nos cautivan las formas musicales que se basan en las variaciones sobre un tema principal al que regresan, como la sonata, la fuga o el rondó. Con las variaciones, la composición musical se permite una digresión del mensaje protagonista, incorporando cambios de ritmo, melodía, timbre, contrapunto u orquestación, que le proporcionan contraste y equilibrio, a la vez que enriquecen la obra y ponen de manifiesto la habilidad y el talento del compositor. A diferencia, de la mayoría de los cambios sorpresivos del discurso político.   
Quizás porque el debate político ha dejado de ser informativo y se parece más a un espectáculo que para mantenerse necesita alimentarse con trivialidades, sinsustancias, división, crispación o maquinación.
 

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