La tradición cristiana del árbol de Navidad viene de Alemania y se relaciona con San Bonifacio que en el siglo VIII predicó por allí. Parece ser que en la ciudad de Hesse había un roble sagrado, el roble de Odín, en el que se hacía ofrendas con viejos ritos paganos. San Bonifacio lo taló y les ofreció un abeto como árbol de paz que «representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes» y porque su copa «señala al cielo».
Parece más razonable la hipótesis de que proceda de los dramas litúrgicos que se hacían en esas zonas en la Edad Media, como aquí se hacían los autos de los Reyes Magos. En esos misterios didácticos en Navidad se representaban el pecado original y la expulsión del paraíso de Adán y Eva y para ello se colocaba un árbol adornado con frutas, velas y dulces Estas representaciones tuvieron mucho éxito y de ahí puede que venga la costumbre.
La tradición toma fuerza en Alemania en los siglos XVII y sobre todo XVIII, cuando los nobles lo pongan en sus casas. El espaldarazo definitivo a la moda del árbol de Navidad se lo dará Alberto de Sajonia cuando en 1840 case con la reina Victoria, ya que llevará la costumbre a Inglaterra y desde allí a América.
En nuestro país aparece en prensa, en cuentos y revistas de costumbres y modas, pero la primera vez que tenemos noticias de un árbol de Navidad en España es en 1849. Una noticia del periódico La Época da cuenta de una cena de diplomáticos alemanes que describe que en la habitación había un árbol de Navidad decorado con velas y bolas y otra, en 1863, que relata que el general Serrano, había celebrado una cena y había en la sala «un árbol de Navidad a cuyos pies se habían colocado regalos para las señoras».
Sin embargo, la tradición sostiene que quien pone de moda el árbol de Navidad en nuestro país es la princesa la rusa Sofía Trobetzkoy, que se casa en 1869 con José Osorio y Silva, marqués de Alcañices, también conocido como Pepe Alcañices, aristócrata, político y militar español, destacado por el papel que jugó en la Restauración borbónica, apoyando a Alfonso XII. En las Navidades de 1870 colocó un gran árbol de Navidad en su palacio de Madrid y lo abrió al público para que la gente pudiera verlo.