Un ejemplo del arte del saber estar en el sitio más idóneo, en el momento más, siendo ello un aviso a "muchas personas": Un violinista estuvo tocando música, cuarenta y cinco minutos en el metro de Nueva York, con el resultado de que, cuatro personas pararon y solo una aplaudió, y solamente logró recaudar veinte dólares. En la noche siguiente, el mismo violinista también tocó en uno de los escenarios más reconocidos del mundo, que está ubicado en la misma ciudad de Nueva York, con un aforo de varios centenares de espectadores, donde estuvo lleno al completo, y la entrada más barata se cobraba como mínimo a cien dólares. Este experimento sociológico ha dejado probado que, lo extraordinario sea lo que sea, en un ambiente ordinario o normal, o peor aún vulgar, no brilla, no resalta, no llama la atención, es decir, no es reconocido. Por consiguiente, en todos los campos existen profesionales brillantes, pero que, por desgracia, (seguro que alguien lo ha percibido alguna o muchas veces en su vida), no reciben la recompensa acorde a su potencial, hasta que, una vez que se arman de valor y se marchan de este tipo de ambientes, florecen y crecen, pero incluso cuando hacen esto muchos no llegan. Es decir, cuando una persona no está en el ambiente correcto, la gente podrá pasar o estar a su lado y no ver lo excepcionales que son, por ello hay que asegurarse de estar donde se debe estar. No obstante, aun buscando ese espacio y momento, siempre la mediocridad y los intereses harán, que, aunque brilles por naturaleza en cualquier entorno, ya se encargará el entorno y quien lo compone, de poner una tupida tela oscura, casi negra, de mediocridad, para tapar cualquier halo de brillo. En realidad, la idea de estar en el mejor sitio y en el momento más adecuado, es la clave del éxito en la vida actual, como realmente en todos los tiempos desde que la humanidad se rige de una manera social, no como meras manadas animales. Así fue, desde las tribus, a las primeras ciudades organizadas de las antiguas civilizaciones, desde los antiquísimos sumerios. Sin embargo, ya entonces a estos aspectos de brillantez humana, o talentos innatos que, por lo visto, hicieron posible el inicio del concepto del progreso humano, y paradójicamente en la actualidad, una parte interesada de quienes ostentan poderes humanos, se han apropiado de ese "aspecto de progreso" solamente para y por ellos, como si el resto de los demás seres humanos, no estuvieren en un constante progreso, como si tan solo quienes se autodicen ser eso, sean los que brillan. Pero eso no es así, porque siempre, tanto en los tiempos antiguos como en la actualidad, quien realmente brilla, es a quien se deja brillar sin estar en el sitio adecuado, ni en el momento justo. En otras palabras, quien brilla, es gracias a esa «élite», tanto los que dicen ser y estar por el progreso de la sociedad, como a los otros. Debido a que, aun estando en el momento justo y en el lugar apropiado, toda esa élite que realmente entre sí son unos mediocres, lo taparán con el desprecio, la desconsideración, el olvido, y si es necesario con el insulto, la ofensa y el ultraje.