España es uno de los destinos más atractivos para los viajeros de todo el mundo. Excelente clima, playas, espectaculares, rico patrimonio artístico y cultural, seguridad y una riqueza gastronómica sin igual por calidad y variedad. El turismo es un pilar esencial de nuestra economía.
Este verano la corriente de 'turismofobia' ha llegado a nuestro país. Tanto en los medios como en las tertulias de a pie de barra la polémica ha marcado tendencia. Y como de costumbre, «pon lo tuyo en concejo, y unos dirán que es blanco y otros que es negro». Hagamos un poco de historia sobre el asunto.
A mediados de los años 40 ya inicio el gobierno una campaña de promoción, poco conocida y estudiada. Pero las condiciones políticas con la dictadura no eran las adecuadas ni las económicas en Europa después de la II Guerra Mundial. El primer eslogan usado por el Gobierno de España para atraer turistas extranjeros en aquel momento fue «Visit Spain» con unos maravillosos carteles del gran ilustrador Josep Morell. Vendíamos flamenco, Semana Santa, sol, playa y esquí, que atraerá a bastantes turistas norteamericanos.
En la década de los cincuenta, con la tímida apertura de la dictadura, se inicia la llegada de turistas europeos a las playas mediterráneas. Los primeros visitantes buscaban sol y playa y visitar Barcelona y Madrid, las dos grandes ciudades del país.
Es la década de los sesenta la del 'boom turístico'. Sol, playa, fiesta y precios asequibles fueron los principales atractivos. Se potencia el turismo por parte del gobierno, ven su potencial económico y realizan obras de infraestructuras y promoción turística. Hay una llegada masiva de turistas de Europa del norte y Gran Bretaña, fundamentalmente. También los paisanos, claro, mejores salarios, mejores transportes… Aparecen como setas los hoteles y apartamentos en la costa
Para ese 'boom' van a ser de capital importancia dos cuestiones. La primera el Plan de Estabilización de 1959 que pone en marcha un conjunto de medidas con el objetivo de estabilizar y liberalizar la economía española. Y otra, más de propaganda, la visita del presidente estadounidense Eisenhower en 1959, que es considerada el símbolo del fin del aislamiento internacional de la dictadura de Franco. Aunque Eisenhower no estuvo en España ni 24 horas, 16 horas para ser exactos, llego a las 4,30 de la tarde del día 21 de diciembre a la base de Torrejón de Ardoz y salió a las 10,45 de la mañana del día siguiente.