Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Mujeres toreras

19/02/2025

Desde el siglo XVII tenemos noticias escritas sobre mujeres toreras y una excelente prueba gráfica en un plato de cerámica talaverana de ese momento, está en el Museo Arqueológico Nacional, decorado con una caballista alanceando un toro. En el siglo XVIII destacará la picadora Nicolasa Escamilla, «La Pajuelera», a la que Francisco de Goya inmortalizaría en un grabado de «La Tauromaquia». Pero será durante el siglo XIX cuando más mujeres toreras alcancen fama por las plazas de España, sobre todo en las populares mojigangas, novilladas carnavalescas y que podemos ver en los grabados de Gustavo Doré. 
En los primeros años sobresale Teresa Alonso que quebraba rejoncillos a caballo con mucha habilidad, picaba novillos embolados y los mataba por medio de la «chispa eléctrica», un artificio de pólvora con forma de pelota que se colocaba al toro en el lugar del descabello y que al encenderse con una mecha que llevaba la torera y estallar producía al animal una gran conmoción o la muerte. En esos años nos aparecen con frecuencia en los festejos y éxito la picadora Tomasa Prieto, «La Espartera», «La Servanta», «La Navarra», Carmen Lucena, «la Garbancera», Dolores Pretil y Angelita Pagés. Pero sobre todas ellas dos mujeres destacan por su gran personalidad, valor y arrojo: la sevillana Dolores Sánchez, «la Fragosa», que será la primera torera que se vistió con el traje masculino y llevó una cuadrilla formada solo por hombres y no mujeres como era habitual y la madrileña Marta Martina, la única que compartió cartel en corridas mixtas con las grandes figuras de su época: Francisco Montes, Julián Casas, Cayetano Sanz y Francisco Arjona, «Cúchares».
Marta Martina fue, sin duda, la torera más completa de ese siglo dominó todas las suertes, valiente hasta la temeridad, hábil y elegante con las banderillas, diestra con la muleta, cuentan que se arrancaba a matar con el estoque con decisión y aplomo extraordinarios. Ella era su propia apoderada para los contratos.  Toreó en Talavera «mano a mano» con el gran maestro Cayetano Sanz con notables faenas. El célebre Cúchares, que la llevó muchas tardes a torear con él, le decía: «Marta, si lo que te sobra de valor, tuvieras de conocimiento con los toros, eras tanto como yo».  Tuvo una carrera larga, sólo superada por Pedro Romero, se retiró de los ruedos en la plaza de Madrid el 7 de noviembre de 1880 ¡con sesenta y seis años!