Confieso que, desde hace semanas, me levanto por las mañanas y me asomo para comprobar si ha crecido un tricornio en ese terreno lleno de pinchos y plantas silvestres, ubicado junto al colegio de la Fábrica de Armas y el paseo del colesterol. Debe ser el particular homenaje que mi subconsciente rinde a la figura de mi admirado José Luis Cuerda, que en gloria esté. Sí, desde que la alcaldesa Tolón anunciara hace casi un año, por cierto, sin que el presidente de la Junta lo supiera, sus conversaciones con el ministro Marlaska para ubicar en Vega Baja el cuartel de la guardia civil, no doy crédito a lo que se va destapando sobre las intenciones de nuestra regidora.
Como quien no quiere la cosa, ha arreglado un caminito con unas moreras sobre el yacimiento arqueológico considerado desde 2006 Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla-La Mancha. La senda ha costado un ojo de la cara, más de 300.000 euros, pero eso qué más da, si es dinero público. Antes, en base a no sé qué triquiñuela, seguro que legal, que para eso algunos se dan mucha maña, se comenzó a construir un bloque en la avenida de América sobre Vega Baja. Muy alto. Luego otro. Y así hay previstos hasta cuatro. De lujo, claro, que hay que hacer ciudad, pero para unos pocos.
Así pues, queridos lectores, ‘me la juego’ en un momento clave para nuestra capital. La sociedad toledana ha comenzado a moverse contra oscuros proyectos en un entorno privilegiado por su riqueza arqueológica y paisajística y no está por la labor de que el cuartel de la guardia civil se levante sobre esas ‘cuatro piedras’, según dijo un empresario, que rezuman historia. No, ahí no.
La Junta ha de estar vigilante y no debe permitir que el Ayuntamiento construya a las bravas una infraestructura que conlleva, además, cambios de usos del suelo, con el consiguiente tufo a especulación y falta de transparencia. Que no nos manipulen: la culpa no es de la Benemérita ni del insigne urbanista Busquets, que no sabemos qué pinta en este asunto.
Nada de trampas en Vega Baja, que sería muy triste que la alcaldesa pasara la historia por cargarse el yacimiento visigodo más importante de Europa, poniendo en riesgo, incluso, la Declaración de Patrimonio de la Humanidad de Toledo, la ciudad en la que surgió la revuelta comunera contra el hombre más poderoso del mundo, el emperador Carlos V. No lo olvidemos.