Esther Durán

Serendipias

Esther Durán


Ni dentro, ni fuera

05/07/2024

Una de las noticias simpáticas de la semana es la del cumpleaños de la primera niña in vitro de España, Victoria Anna Perea, que nació hace cuarenta años con la ciencia mediante. Cuando llegó al mundo, solo seis bebés lo habían conseguido por el mismo método; desde que llegó al mundo, más de 120 millones han nacido gracias a esta técnica. Y es que cuarenta años dan para mucho, según los especialistas en la materia, la reproducción asistida es una de las áreas en las que la medicina ha avanzado de manera más rápida. También ha cambiado el perfil de la paciente, no solo son mujeres que sufren patologías, sino que muchas de ellas, y en el caso del reportaje que leo hablan del 50%, son mujeres que tienen más de 40 años. Una lee 40 con 28 y piensa, joder, hay que pensar las cosas antes, pero entonces pestañeas y tienes 42 y dices, pero en qué momento pasaron, y ya no se te ocurre abrir jamás el pico a este respecto. Ojito lo valientes que son esas parejas y muy, pero que muy, especialmente esas mujeres que pasan todo tipo de calvarios para convertirse en madres. Encima, durante esos infernales procesos, siempre habrá algún mentecato que se crea erudito diciendo: «es que la maternidad no es un derecho». El derecho debería incluir la paz mental de todos y entonces el lelo no podría habérsete acercado jamás, pero una vez ahí, solo recordarle que ya lo sabemos, gracias. 
Lo cierto es que mientras la asistencia en la reproducción ha mejorado en las últimas décadas, en la crianza ha empeorado. Antes había una figura dedicada en cuerpo y alma a ella, ahora, si tomamos el modelo de familia en pareja, hay dos personas guerreando con sus trabajos externos, más los del hogar familiar para que los menores estén lo mejor posible, haciendo malabares y eligiendo de qué extremo de la cuerda tirar. ¡Ah! Y si está el torpe del derecho a la maternidad, no va a faltar ahora el de quién te mandó a ti y qué culpa tenemos los demás. Por su parte, la natalidad en este país cae a mínimos y dicen que les preocupa, pero solo se ocupan creando escuelas infantiles para atender a bebés antes de poder llevarlos al cole y, una vez allí, meter horas extra, por arriba y por abajo, para que el horario de los pequeños se adapte al de sus progenitores. Entretanto, se debate sobre la jornada laboral y de cómo su reducción mejorará, entre otros aspectos, la salud mental de todos. Porque pasar menos horas fuera beneficia incluso a un niño.