Dice el Génesis: «Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura». El libro sagrado, que es también lección de vida en muchos aspectos más allá del religioso, nos hace reflexionar sobre aquel que obtiene una recompensa mínima respecto del valor de lo que da a cambio.
¿Qué reciben las Comunidades Autónomas cuando en el marco de una negociación, que debe ser multilateral por exigencia constitucional, acuerdan con la Administración central el sistema de financiación autonómica? La vigente concreción del sistema de financiación se aprobó en 2009, con el voto favorable de la gran mayoría de las Comunidades, y alguna abstención, tras muchas discusiones y después de que el gobierno de España incrementara el importe total a distribuir para que todas recibieran más dinero y se aprobaran fondos adicionales que pretendían atender a las distintas problemáticas de cada una. El objetivo era garantizar la autonomía financiera de las Comunidades y que todas dispusieran de los mismos recursos para prestar servicios a sus ciudadanos.
Lo cierto es que el resultado del modelo aprobado hace 15 años se ha traducido en una infrafinanciación de varias Comunidades Autónomas, como es el caso de Murcia, Valencia, Andalucía y Castilla-La Mancha que, en principio, serían las más perjudicadas, pero también las demás salvo País Vasco y Navarra, sufrirían perjuicios en el supuesto de que se establezca un modelo confederal asimétrico que, por otra parte, exigiría reformar la Constitución.
Se prometen incrementar los recursos que recibirán las demás Comunidades Autónomas como compensación e incentivo para consentir un régimen privilegiado en favor de una Comunidad, que rompe la igualdad y que transforma la solidaridad en beneficencia, (por lo que es un régimen extravagante a la Carta Magna, en cuanto que vagaría por fuera de sus límites). Aceptar eso recuerda a Esaú: a cambio de los euros inmediatos se renunciaría para el futuro a los derechos propios, al principio de igualdad y a una sociedad justa y solidaria, sin privilegios particulares, como quiere nuestra Norma Fundamental. Además, ¿quién asegura que se logrará mantener en el tiempo una financiación autonómica suficiente en el marco fiscal autonómico que se vislumbra? El Acuerdo de 15 de julio de 2009 del Consejo de Política Fiscal y Financiera para la reforma del sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común es, como el primer libro de la Biblia, también una lección.
En el siglo XIX, el llamado Concierto con las provincias vascongadas lo que pretendía es que esas entraran en el concierto económico español y que esas «dentro ya del concierto económico, contribuirán al sostenimiento de las cargas públicas en igual proporción que las demás de España». Paradójicamente, ahora se habla de Concierto con una Comunidad Autónoma para establecer un nuevo modelo que es un paso para minimizar su integración en el sistema. En todo caso, es igual que se llame o no Concierto, lo importante es lo que pueda aprobarse; las cosas son lo que son, no como se las quiera denominar.