Aunque más le valiera a él y a los suyos que la siguieran. Es claro que Pedro Sánchez no soporta la notoriedad de Isabel Díaz Ayuso, aunque solo sea la presidenta de una región, mientras él lo es de toda España.
La inquina de Pedro Sánchez es de tal calibre que le ocurre lo que a los vampiros con las cruces: no las soportan. El trastorno que le produce es de tal intensidad que le lleva a cometer los errores más estruendosos en sus referencias a la presidenta de Madrid. La primera torpeza es acusarla de corrupción, porque, estando Isabel limpia como una patena, nos hace acordarnos de que la mujer de Pedro Sánchez está siendo investigada por tráfico de influencias y algunas cosas más. Es tan obtuso que mienta la soga en casa del ahorcado.
La segunda estupidez que comete Pedro Sánchez, consiste en engrandecer sin límite a la presidenta. Coloca a todo el consejo de ministros para intentar herirla y le pasa como dice la Biblia de la serpiente con respecto a la Virgen: no logra herirla ni el talón.
La tercera necedad es bajarse solito de nivel. ¿Cómo se le ocurre, regentando la segunda magistratura del Estado bajar a nivel regional?
A mí se me ocurren infinidad de razones por las que Pedro Sánchez comete estas incongruencias. La primera y principal, es que realmente es torpe. No se puede confundir su falta de principios, que le llevan a vender su alma al diablo por el cargo, con la inteligencia. Realmente inteligente es poco. De hecho su título no lo ha conseguido él, se lo han tenido que copiar. Otra razón es que, a diferencia de Isabel Díaz Ayuso, que gobierna por sus brillantes resultados obtenidos en las urnas, él gobierna habiendo perdido las elecciones y eso, quieras que no, mina la conciencia hasta del que no la tiene. Y a lo anterior se suma el hecho de que Isabel Díaz Ayuso gobierna conforme a su ideología y creencias, equivocadas o acertadas, pero las suyas. Pedro Sánchez lo hace al dictado de cualquiera que le preste un voto para gobernar: comunistas, separatistas, ocupas… y lo que es más repugnante: terroristas con sangre en las manos de sus propios correligionarios. Por supuesto, no ha habido una sola acción de Pedro Sánchez en la que no haya tenido que someterse para comprar unos votos.
Por tanto no es extraño que a una persona que actúa como Pedro Sánchez, Isabel le ponga de los nervios y más allá. Porque está viendo cada día su pequeñez frente a la grandeza de la presidenta.
Y por ello, si es un error o no el que Isabel Díaz Ayuso no vaya a su encuentro en la Moncloa es una nimiedad. A mi juicio sí debería haber ido al encuentro, aún a sabiendas de que no solo no lograría nada positivo sino que tendría que aguantar la chulería del presidente. Aún así, creo que tenemos que tratar de cuidar las instituciones, aún a costa de algún rasguño. Es a lo más que se podría arriesgar la presidenta. En cualquier caso, comparar a Pedro Sánchez con Isabel Díaz Ayuso, es tanto como pretender que el Cerro de los Palos se mida con el Everest o el arroyo de las Parras emule al mismo Misisipi…