Aunque no creo que haya sorprendido a nadie, sí es verdad que cada vez suben más la apuesta y para que nadie se llame a engaños, han demostrado que tampoco la vida les frena en su empeño de ocupar el poder a cualquier precio. No hay nada más valioso que la vida, pero, para algunos, el poder tiene un valor superior y por eso son capaces de jugar con ella con tal de seguir disfrutando y aprovechándose de el poder.
Lo que ha ocurrido en Valencia y también en una parte de Castilla-La Mancha no es de importancia regional. A más de doscientas vidas y pueblos enteros destruidos no se puede dar categoría regional, porque es la mayor catástrofe que la mayoría de nosotros recordamos.
No creo que nadie con cuatro dedos de frente, pueda discutir que lo que ha pasado en Valencia es una tragedia, y una tragedia de dimensión nacional y la conclusión de esta realidad es, que es al estado a quien corresponde enfrentarse a ella. Es verdaderamente inhumano lavarse las manos y dejar que sean los valencianos por sí solos y solo con sus propias fuerzas, quienes se enfrenten a tal monstruosidad.
¿Para qué queremos un gobierno en España si permanece al margen del más grave de los desastres naturales que ha sufrido España en muchas décadas? ¿Para qué queremos un ejército si no se pone al servicio de un territorio español que está siendo masacrado por fuerzas incontrolables?
Porque Valencia es España, no es un territorio extranjero al que solo se deba acudir ante su llamada de socorro. Sin embargo así lo ha tratado el presidente del gobierno: «Si quieren algo que lo pidan». Esta sola frase retrata al personaje de cuerpo entero. Porque, sin un gramo de vergüenza se coloca al margen del problema, como si con él no fuera nada. Es el presidente del gobierno de España, se nos desintegra una parte de nuestro territorio y decide que esto no va con él, cuando debería haberse puesto al frente desde el minuto uno con todos los medios de estado.
El problema es que esta actitud no se debe a un error inocente. Es una actuación calculada con la única finalidad de cobrarse una presa política: «este es nuestro momento», escribió una de sus ministras asemejándose más a un bando de buitres esperando disfrutar la carroña, que a un gobierno que actúa en beneficio del pueblo que gobierna.
Es que el mismo día de la catástrofe suspenden el pleno del Congreso, pero solo para evitar las preguntas de la oposición, no sin antes repartirse el botín del consejo de Televisión Española. Además, sin haber limpiado el barro de las calles ni haber recuperado e identificado a las víctimas de la riada, los socialistas de Requena, celebraron una moción de censura para ocupar la alcaldía de este municipio: «poder, poder, poder a toda costa», es la inscripción que deberían colocar como símbolo del socialismo español… es lo que mejor les define.
Esta omisión no es algo inocuo, es una actuación criminal porque ha generado víctimas y daños que se podrían haber evitado. No digo que podría haber impedido la catástrofe, pero sí que el socorro que debió prestar el Estado desde el primer momento, hubiera evitado muchísimos sufrimientos. Pero se vive mejor de turismo en la India…