Hay fechas que no pasarán a la historia, pero que simbolizan una pequeña victoria para quienes han apostado por un urbanismo que no hipoteque el futuro de su ciudad: me refiero al 18 de octubre, a partir de ahora 18-O, faltaría más. Y es que fue el pasado viernes cuando la dirección general de la Guardia Civil anunció al Ayuntamiento de Toledo su intención de revertir los terrenos que, en su día, graciosamente, decidió el anterior equipo de Gobierno regalar a la Benemérita para edificar su cuartel. En la Peraleda, claro. Suelo público, de los toledanos.
Este culebrón, mezcla de drama y sainete, comenzó cuando la anterior alcaldesa determinó que el enclave que alberga el actual recinto ferial de la ciudad iba a ser el lugar escogido para dar cabida a la Guardia Civil, toda vez que el lugar que ella eligió de primeras, una parcela en Vega Baja, se consideró inviable. Desde que presentó el proyecto en la Peraleda, su empeño, su ansia por construir en esa zona ha sido tal que le ha llevado incluso a ignorar los informes del propio cuerpo implicado, que alertaba de que ese terreno no era adecuado, al ser inundable y afectar a la protección del cono visual de Toledo.
Tolón, la delegada que no supo asumir que había perdido la Alcaldía de Toledo, que dio codazos a los suyos para meterse en la lista del Congreso y que, posteriormente, se quedó como inquilina de Zocodover, no quiso ceder a las evidencias y, una vez realizada la petición desde el Ayuntamiento para la reversión de los terrenos de la Peraleda a la ciudad, se cerró en banda y dijo que no, que esas tierras eras más o menos suyas y que ahí se levantaría lo que ella dijera. Qué señora. Antes de esta rabieta, la exalcaldesa había maniobrado para evitar que el consenso entre el Ayuntamiento y la Guardia Civil para instalar el cuartel en el Polígono se hiciera realidad.
Su empeño ha fracasado. Y ha recibido una solemne bofetada, en sentido figurado, de su líder Pedro Sánchez, por mano de la nueva directora de la Guardia Civil, Mercedes González, que ha hecho caso omiso a los caprichos de la actual delegada, quien debe atenerse a lo que corresponde a su cargo actual. Pero no: ella sigue erre que erre, utilizando al actual equipo municipal socialista como altavoz de su amargura. Ya con tintes de tragicomedia.
Se acerca la liberación de la Peraleda, un espacio que debe albergar, de una vez por todas, el recinto ferial que demandamos desde hace décadas los toledanos. Y también ese pabellón permanente que acoja eventos como Farcama, castigado por las lluvias otoñales que, por otro lado, tanto bien hacen a los campos y a nuestra hermosa ciudad. No perdamos más oportunidades. Los que luchamos por que la Peraleda no fuera sede de un cuartel, respiramos aliviados. Mientras, asistimos al fin del tolonismo. Otro momento 'histórico'. Qué respiro.