No contentos con llevarnos a la ruina económica, el gobierno de Sánchez ahora se ha dispuesto a conducirnos directamente al pozo de la ignominia y la destrucción de la reputación de España como país.
La cuarta economía europea no pinta ni copas en la toma de decisiones en la UE, ni aún con Sánchez de Presidente. Él está a otra cosa, a su sillón y, después de asegurarlo, vendrán los pañitos de ganchillo y los tapetes para que no le moje la refriega que ha provocado en las calles.
Pues por mucho que lo intente, no nos van a callar. Por mucho muro frente a la verdad, los ciudadanos de a pie lucharemos por la libertad, no sólo la de expresión, también la libertad popular para enfrentar esta lucha frentista y guerracivilista que Sánchez y sus cómplices supremacistas de extrema izquierda e independentistas vascos y catalanes.
Ya no vale con que intenten acallar a los medios de comunicación con millones de euros de financiación pública para que tergiversa los contenidos, corten los argumentos de la oposición y hagan la labor de desgaste a los que ganaron las elecciones.
Las redes sociales, la tecnología y, ante todo, la verdad, permitirán seguir luchando para que ese apartheid que ha creado Sánchez, sea sólo un delirio de locura y los propios se den cuenta de que no puede seguir ahí.
Hay señales de necesaria percepción en la que el ciudadano tiene que ver cómo nos están reduciendo la libertad, controlando lo que decimos, impidiendo ser quien somos, ¿por el qué dirán? No, por evitar ser perseguidos para que nos incluyan en un gueto por pensar diferentes por querer ser libres, por seguir queriendo ser ciudadanos de un país fiable, respetable y de orden.
No callamos ante este apartheid, escuchemos a todos. El diálogo nunca es contraproducente, siempre que el interlocutor tenga algo que decir. Decía José Antonio Marina que «lo respetable es la libertad de expresión, pero algunas opiniones no son respetables», pues eso, que la opinión de algunos es ruido y lo respetable sería no violentar al silencio, ese bien tan escaso que mucho cerril no sabe administrar.
El apartheid y los muros son de otro tiempo, ¿Qué están buscando? Provocar y victimizarse, no les demos esa satisfacción. ¡Libertad!