Esta semana finalizó la 28ª Conferencia de las Partes, COP28, de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que reúne a 196 países más la UE, que se ha celebrado en Dubái, Emiratos Árabes Unidos
La discusión final se enfocó en cómo la redacción del acuerdo propuesto por la Presidencia contemplaba a los combustibles fósiles, puesto que el martes desaparecían del borrador las referencias iniciales sobre su eliminación gradual. Dado que es la primera vez que se mencionaba en una cumbre climática de la ONU, su supresión ha sembrado la controversia y ha avivado la polémica entre los partidarios de reducir su producción y consumo y los que rechazan proactivamente disminuir su uso.
Sin embargo, durante la cumbre, 134 de los países presentes sí que lograron firmar la "Declaración sobre agricultura sostenible, sistemas resilientes y acción climática, incluyendo por primera vez a la alimentación y la agricultura en los planes de la agenda mundial sobre el cambio climático y apoyándolo con un plan financiero. Hasta ahora, aunque los sistemas de producción alimentaria son muy vulnerables a los efectos del cambio climático y eso ponga en riesgo la seguridad alimentaria mundial y la supervivencia de las comunidades locales, solo el 3% de la financiación pública dedicada al cambio climático se destina a la alimentación y la agricultura.
Precisamente este año 2023, la FAO conmemora el 20.º aniversario de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) que representan sistemas vivos y en evolución formados por comunidades humanas relacionadas intrínsecamente con su entorno que, para hacer frente a las dificultades, han desarrollado con su ingenio sistemas agrícolas, conservando y utilizando el conocimiento tradicional, la biodiversidad y el territorio que se ha convertido, a su vez, en su medio de vida y su fuente alimentaria.
Entre los 67 SIPAM en 22 países, está el sistema montañoso de agricultura Takachihogo-Shiibayama en Japón donde la gente se sustenta de la obtención de madera, cultivo de hongos shiitake, carne de Wagyu de calidad, hojas de té y campos de arroz en terrazas. O la estructura vegetal en capas de los kihamba, huertos familiares en Shimbwe Juu de Tanzania, con árboles, bananos, cafetos y hortalizas variadas. O La cría de carpas koi en los arrozales del condado de Qingtian en China. O los viñedos tradicionales de Soave en Italia con sus pérgolas veronesas y los muros de piedra seca que permiten cultivar en las laderas. O el uso eficiente de los recursos hídricos de los agricultores de la Horta de València gestionados por instituciones históricas como el Tribunal de las aguas y La Tira de Comptar que garantiza el abastecimiento de productos frescos a la ciudad. O los ghouts, oasis creados por las comunidades sufíes de Argelia mediante palmeras datileras para controlar los vientos del desierto, que son el único medio de subsistencia para sus habitantes.
El más reciente, en 2022, el sistema agrosilvopastoral de las Montañas de León por su singularidad en biodiversidad y su excepcional y rico patrimonio cultural agroforestal y ganadero.