Y yo que había creído que los socialistas eran gentes progresistas (entiendo por tales a quienes, sobre todo, respetan los derechos humanos y el principio de legalidad). Mi chasco, a la vista de su actuación, ha sido morrocotudo. Porque, incluso esa calamidad de gobernante que fue Rodríguez Zapatero, a quien creyéndolo inocente llamaban 'Bambi', se ha destapado en su socialista esencia, es decir, apoyando a quien patalea los derechos humanos y se llena los bolsillos a manos llenas a costa del hambre de su pueblo.
La realidad, para mi desconsuelo, es que el PSOE que se ha destapado como una agencia de colocación, sin escrúpulo alguno, cuyo único fin es ocupar el poder para vivir lo mejor posible. Con independencia del mal gusto de muchos de ellos, eligiendo los prostíbulos como locales donde satisfacer su inclinación 'artística'.
Que no se me diga que 'choricetes' hay en todos los partidos porque eso es una obviedad. La diferencia entre otros partidos y el PSOE es que cuando se trinca a un chorizo del PP y se le mete en la cárcel, como debe ser, sus correligionarios se avergüenzan del hecho y sobre todo, sobre todo, no cambian el código penal para hacer de él 'trinque' e incluirlo entre las virtudes teologales.
El PSOE, para desgracia de los españoles, ha caído en manos de los sátrapas más amorales que hayan visto los siglos, gentes a los que lo único que los mueve es mantener su cargo sin poner límite a las atrocidades que tengan que cometer para conservarlo. La dignidad y pulcritud de la que presumían se ha convertido en una inmundicia difícil de superar en una democracia. Porque el PSOE actual ha traspasado límites que darían vergüenza en cualquier país de nuestro entorno. Hay dirigentes a los que si no supiéramos que son españoles, pensaríamos que los pobres vivirían en Corea del Norte y hacían el papel por pánico a Kim Jong-un. El ejemplo más claro es la señora Montero, a quién no le falta aspaviento que hacer una loa a su dios y dueño. El propio ministro de exteriores, un señor que por su procedencia debería saber, al menos, lo que es la dignidad, que justifica el no reconocimiento de la derrota de Maduro «porque las actas ya no van a aparecer…» ¿Se puede ser más cínico e indigno al mismo tiempo?
Es triste, muy triste, ver que personas que se supone que son amantes de la libertad, que están acostumbradas a vivir en un país moderno en el que se respetan los derechos humanos, es decir, que no pueden alegar miedo alguno a represalias personales que no sea la pérdida de sus canonjías, se convierten en un rebaño amorfo, sin criterio ni personalidad alguna, dispuestos a seguir, de cloaca en cloaca, a un ser dispuesto a todo con tal de seguir alimentando su miserable ego.
Es triste ver cuán pocos de los que viven del cargo ganado a dedo del dictador, conservan un mínimo de dignidad, llegando a negarse a expresar su opinión por si la misma no coincide con la que pueda interesar a su dueño en ese momento. Es desolador ver que un ex presidente socialista se pone a las órdenes de los gobernantes más sanguinarios para medrar. En esto ha convertido el POSE de Pedro Sánchez, golpismo, trinque e indignidad.