Desde siempre he considerado al PSOE el partido de los oportunistas. No es que no haya socialistas que lo sean por ideales, que los hay, pero hay demasiados que lo que buscan es medrar, que quieren mejorar la vida, pero la propia.
¿Por qué pasa esto? Creo que es normal. Quien desea cambiar de fortuna a través de la política, lo que tiene más fácil es apuntarse a un partido de izquierdas y dentro de ellos al mayor, ya que brindará más oportunidades. Y, ¿por qué un partido de izquierdas? Pues porque su doctrina es muy fácil de vender, porque no es lo mismo prometer ayudas, reparto y mínimo esfuerzo, que exigir esfuerzo y responsabilidad… y no es lo mismo convencer a personas con menos formación, que a las más sólidas. Se lo oí explicar un día de forma muy elocuente a una persona que no tenía mucha cultura pero sí un gran sentido común. Decía el hombre que el socialismo es la doctrina de ese padre de familia que llega a casa y propone a sus hijos unas buenas vacaciones, para lo que no duda en endeudarse si fuere necesario. El aplauso lo tiene garantizado. La derecha, decía, es la doctrina del padre que propone a sus hijos que lo ayuden a recoger la cosecha pendiente. Lo normal es que oiga refunfuñar a la mayoría. Pero al cabo del tiempo, quién hipotecó su casa para disfrutar de las vacaciones se ve en la calle y el que se fue a recoger la cosecha se puede permitir que sus hijos se formen sin reparar en gastos. El futuro de cada una de estas familias está anunciado, pero el éxito del primer momento siempre será de quien promete lo más cómodo.
De esta forma está claro que el propósito de muchos de los dirigentes socialistas es cambiar su propia vida, que incluye el sueldo, la casa, el coche y mucho más. El mejor ejemplo de esta ansia de medrar lo tenemos en Pedro Sánchez y muchos de los de su equipo. Su estrategia siempre es la misma: conservar el poder a toda costa sin pensar jamás en las consecuencias a largo plazo de su acción. Su trayectoria lo proclama sin el menor atisbo de duda. Cada vez que llegan unas elecciones tiene preparados unos golpes de efecto para movilizar a su clientela. Si tiene que reconocer y pactar con terroristas lo hace. Si tiene que provocar una guerra con quién él sabe que no goza de mucha popularidad entre sus bases no duda en hacerlo. Ahí está el bochorno de su fingido enfrentamiento con el presidente argentino, buscado a propósito, para intentar aglutinar el voto de los incautos y ahí está el reconocimiento del estado de Palestina, mientras hace catedrática a su mujer y 'conseguidora' de ayudas del gobierno para las empresas que la aúpan.
¿Alguien sensato piensa que a Pedro Sánchez le importa algo el pueblo palestino? Ya nos lo ha demostrado con lo hecho con los saharauis, y eso que no dejan de tener con nosotros muchos más lazos que los palestinos. ¿Alguien sensato cree que a Pedro Sánchez le importa que Javier Milei sea de extrema derecha? Con personajes peores que él, como Puigdemont, ha hecho pactos de gobierno y leyes para indultar hasta sus delitos de terrorismo. ¿Qué socialismo es ese?