Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


La desconocida exquisitez de Daniel Faria

06/07/2022

Le descubrí, como suele acontecer muchas veces con las cosas valiosas, por casualidad. Curioseaba las estanterías de una biblioteca romana y, de repente, un título me llamó poderosamente la atención. Hombres que son como lugares mal situados. Me asombró, y ya advertían los griegos que el asombro es la disposición primera para lograr el conocimiento de algo. Tomé el libro entre mis manos, una deliciosa y muy cuidada edición bilingüe, en español y portugués, de la editorial salmantina Sígueme, y comencé a leer sus delicados y exquisitos poemas.
Se me reveló de este modo uno de los poetas portugueses contemporáneos más brillantes y fascinantes, Daniel Faria, quien, en su corta vida, pues murió a los veintiocho años a causa de un accidente en el monasterio benedictino donde había ingresado, ofreció una extraordinaria, por su calidad, obra, que, como tantas cosas del cercano y lejano Portugal, permanece ignorada para la mayoría de los españoles. Sus tres grandes libros, publicados por Sígueme, son Explicación de los árboles y de otros animales, el mencionado Hombres que son como lugares mal situados, y De los líquidos, este ultimo póstumo. Marcado por una temprana vocación sacerdotal, al igual que otro de los más importantes poetas portugueses actuales, José Tolentino Mendonça, Faria, nacido el 10 de abril de 1971 en la localidad portuguesa de Baltar, y fallecido en Oporto el 9 de junio de 1999, ingresó en 1997 en el monasterio de Sâo Bento da Vitória, habiendo realizado estudios de Teología y Literatura. Una vida corta, pero de excepcional densidad creativa, engendrando una poesía marcada por la luminosidad, contemplativa, hecha de meditación, que bebe tanto en la mejor tradición poética portuguesa como en las fuentes bíblicas y en los místicos, San Juan de la Cruz y Santa Teresa.
En una reseña sobre su obra, publicada en 2015 en El País, Antonio Sáez Delgado afirmaba que nuestro autor era el poeta de su generación que ha dejado una huella más profunda en la poesía portuguesa. A pesar de su brevedad, la trilogía publicada por Sígueme ofrece una extraordinaria perfección, que nos impulsa a contemplar la madurez plena de una obra completamente acabada, madura. Una poesía que, como el autor confesaba, brotaba de pronto y que en ocasiones le resultaba imposible retocar.
Quizá la obra de Daniel Faria no sea de fácil lectura ni de sencilla comprensión, pero ofrece unos registros que, sellados por una experiencia vecina a la mística, pues no en vano entendía la poesía como revelación, permiten un disfrute estético difícil de expresar, que traslada a unos ámbitos vitales poco habituales en nuestra sociedad de lo inmediato, lo aparente y lo material, pero capaces de alcanzar, sanándolo, lo más hondo del corazón.
Faria, un poeta que requiere sosiego para ser degustado, como los vinos de solera de sus tierras lusitanas, pero que regala momentos de intenso placer estético como sólo los grandes saben hacer.