Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


La Feria

10/05/2023

Será la reina Gobernadora, Cristina de Borbón, atendiendo la solicitud del Concejo de nuestra ciudad quien otorgue por medio de un Real Decreto, dado en Aranjuez el 18 de mayo de 1834, la oficialidad a una vieja feria de primavera que se venía celebrando desde antiguo, la Feria de los Toros: «La feria llamada de los Toros y que se celebra en dicha ciudad en la cuarta semana después de Pascua se verifique en lo sucesivo el día 15 de Mayo». La primera Feria de Mayo tiene lugar en 1835. No está de más recordar que la Feria de Sevilla tiene su primera edición doce años después de la de Talavera, concretamente en 1847.
Desde principios del siglo XX, la Comisión de Festejos del Ayuntamiento de Talavera organiza, «con motivo de sus tradicionales y renombradas ferias de ganados», un programa oficial de fiestas y espectáculos para hacer la estancia más atractiva a los compradores, vendedores y visitantes que a ellas acudían desde media España. La Feria de Mayo del año 1910 marcará la fecha de consolidación de esa iniciativa, mucha música y bailes, iluminaciones en todo el recorrido del Ferial, mantones y colchas y geranios en los balcones de las casas de la ciudad, escaparates de las tiendas y comercios adornados y repletos de todo tipo de productos, teatros, actuaciones de relumbrón, corrida de toros, casetas, guaitomas… y será, además, la primera que contará con grandes exposiciones de ganados, aperos y maquinaria de agricultura y ganadería, como primer embrión de lo que luego serían las famosísimas Fiagas de los setenta.
Para cualquier niño talaverano la feria era el momento más deseado del año, días mágicos, más que Reyes, esperábamos que llegara la feria nerviosos, repensando lo que nos íbamos a 'feriar' (comprar) y en cuántos guaitomas íbamos a montar según el presupuesto, que siempre se quedaba muy corto. En el ferial pasábamos casi todo el día, deambulando por ella en una aventura constante. Escribía Rafael Morales que la primera feria que ya no nos divertía era uno de los momentos más tristes en la vida de un talaverano, y doy fe, el motivo venía dado porque ese hecho traumático era en realidad un rito de paso, esa feria era la del adiós a la infancia, era la primera puerta que se cerraba a nuestras espaldas, «era el primer adiós» y todas las ferias posteriores ya serían y fueron diferentes.