Una profesión tan digna, sublime y necesaria como es el periodismo está últimamente en entredicho por culpa de algunas decisiones que están tomando ciertos dirigentes políticos de nuestra sociedad empezando por nuestro ínclito presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Él sobre todo y su entorno más cercano y otros más lejanos de otros partidos, lo mismo que sucede con la Judicatura pretenden hacer con los medios de comunicación. Presionar e influir ni más ni menos. De la lista negra de los medios que pidió un ministro, mejor no hablar.
Ciertamente corren malos tiempos para el periodismo. Debido a la bajada en ventas de prensa escrita al introducirse los digitales y que no somos muy aficionados a la lectura, muchos periodistas en sus distintas modalidades se han visto obligados a fundar su propio medio con escasos mimbres y personal. La competencia es muy grande y el pastel o la tarta hay que repartirla entre mucha gente, con lo cual, no pueden tocar a mucho salvo los más afamados o agraciados. Algunos también se ven abocados a fichar por el gabinete de prensa de algún partido, político o similar. Se arriesgan a estar poco tiempo en el empleo, pues su continuidad laboral depende de las vicisitudes del partido que lo fiche y de las elecciones de turno.
Siempre se ha dicho que la prensa, es el cuarto poder. Recuerden: el legislativo, ejecutivo y judicial. Los tres poderes necesarios para desarrollar cualquier acción o tarea de gobierno en democracia. Pero desgraciadamente hay bastantes mandamases que quieren cargarse el tercer poder, el judicial. Aducen que son corruptos, que están comprados y no sé cuántas cosas más. Lo cierto es que están haciendo un flaco favor a toda la población y asistimos al espectáculo vergonzoso de los partidos del "y tú más".
Y para aquellos que anuncian que está en peligro la democracia, me pregunto, ¿hay algo más serio en una democracia que muchos periodistas se "vean obligados" a arrimar su pluma a intereses espurios como si fueran árbitros en un partido de fútbol? Entiendo que han elegido mal camino para regenerar la democracia si pretenden amordazar e intimidar a los jueces y a la prensa. Particularmente siento una tristeza y desazón enorme cuando veo que la prensa es ninguneada por quien ostenta el poder y no ejerce ese contrapeso que tuvo antaño y que ha servido como un bien social. Y lo digo también porque a través de los medios de comunicación y ejerciendo la denuncia he podido comprobar personalmente que se consiguen muchas cosas para el interés común.
Es obvio que en un país donde no hay libertad de prensa no existe la democracia. Una cosa va estrechamente ligada a la otra. De modo que dejen trabajar a los periodistas y que puedan ejercer su función libremente. Y desde luego, lo me parece disparatado es que unos periodistas soliciten formalmente que cierren y supriman otros medios. Eso supone una guerra y una pugna entre compañeros de profesión y parece una lucha por la súper vivencia.