A veces quedan temas en el olvido o el espacio del que dispones se te ha quedado pequeño. Es el caso del comentario de hoy, más propio de la semana pasada, pero bueno. Creo que tampoco pasa nada; como en la propiedad conmutativa de la suma y multiplicación altero la cronología. Y esta semana quiero incidir en un aspecto creo lo suficientemente importante como para dedicarle unas líneas. El estado del cementerio de la capital regional y de lo que nadie ha dicho nada, Y creo que hay que decir todo, también lo bueno. Faltaría más…
Un par de días antes de la celebración de todos los Santos, me acerqué como la mayoría de nosotros a llevar unas flores y rezar ante la tumba de mis antepasados, concretamente de mis padres, Suelo ir al cementerio un par de veces al año y también suelo frecuentar la sepultura cuando acudo a algún entierro. Pues bien, en mi última visita detecté que en un lateral de nuestra sepultura familiar había allí kilos de excrementos de gatos acumulado. Es más, olía desde lejos lo suficiente como para no darse cuenta de sobra.
De modo que pensé comprar semanas atrás un cepillo de barrer y un cogedor para dejarlo limpio en mi siguiente visita al campo santo. Y así hice en la última ocasión. Pero mi sorpresa fue más que mayúscula cuando comprobé que todo el lateral citado y alrededores estaba completamente limpio y que me sobraba el cepillo y otros objetos de limpieza comprados al efecto. Además, habían cortado las hierbas.
Cercanos estaba una cuadrilla de operarios municipales trabajando y les pregunté, que si habían sido ellos los culpables de esa limpieza. Me contestaron afirmativamente, que habían recibido órdenes al respecto para que limpiasen generalmente esos lugares donde había depositada gran cantidad de excrementos e incluso vi a otros empleados que con la paleta y unas grandes bolsas repasaban los canalillos por donde circula el agua de lluvia y los limpiaban. Ciertamente y valga la expresión, aunque en ese lugar no viva nadie, pero a las personas que tenemos algún ser querido enterrado allí, nos gusta al menos verlo limpio en toda la extensión y aplicación de la palabra.
Esta acción de ahora y otra similar que se practicó hace unos años más limitada hacen que en la actualizad nuestro cementerio municipal sea un entorno no rechazado por la vista u otros sentidos por los que allí transitamos, aunque sea una o dos veces al año. Todo contribuye a mejorar la imagen y hacer la vida del visitante más agradable. Y puestos a mejorar, sería el completo si revisasen los grifos instalados en el lugar; algunos de ellos no echan chorro, éste se expande y te puedes poner perdido de agua como lo abras en uno de los varios en mal funcionamiento. Por cierto, este año he creído ver más puestos de flores que nunca, no solo en la puerta sino en los aledaños.