Hace unos días estuve revisitando el Circo Romano de Toledo, casi con total seguridad el monumento más maltratado de la ciudad. El que posiblemente sea uno de los edificios de su especie mejor conservados del Imperio Romano y uno de los más grandes y monumentales de la península, ni siquiera está marcado como espacio visitable en el plano turístico del Ayuntamiento. Sin comentarios.
Revisando la hemeroteca, me encuentro con una noticia de La Tribuna que esta misma semana cumplirá tres años: "Rebeca Rubio plantea una recreación virtual del Circo Romano". La decana de la Facultad de Humanidades informaba entonces de que su equipo llevaba tiempo trabajando en un proyecto de revaloración de este yacimiento, a financiar por el Ayuntamiento. Un proyecto que permitiría al visitante observar a través de su móvil cómo era este Circo en su época de mayor esplendor, allá por los años finales del siglo I.
Una apuesta realmente interesante, que pondría a este espacio en el mapa patrimonial de Toledo, que también fue romano. Y sin tocar una piedra. Lo de las reconstrucciones ideales en hormigón rosa es algo que ya, afortunadamente, pasó a mejor vida, directrices de Icomos y cartas de gestión del patrimonio de la Unesco mediante.
Pero ¿dónde ha quedado todo este trabajo? ¿Tres años después podemos ver en realidad virtual el Circo Romano de Toledo y no nos hemos enterado? Mucho me temo que la respuesta a estas preguntas es otra: el proyecto está olvidado en cualquier cajón del Ayuntamiento, cogiendo polvo a la espera de esa financiación que nunca acaba de llegar.
En la República Romana, a la recurrente petición de tierras por parte de la plebe, los patricios respondieron tomaron el camino del medio, seguir manteniendo ellos la propiedad de la tierra -y con ello la riqueza- y repartir algo de trigo y alimento gratis para acabar con el hambre plebeyo. Esto, unido a la costumbre de pagar espectáculos públicos como carreras de cuadrigas en el Circo, servía para tener contento al pueblo sin darle lo que realmente necesitaba. Es lo que se llamó panem et circenses. O, pan y circo, como prefieran.
Porque ya me dirán, ¿quemar fuegos artificiales en Nochevieja y poner a María Carey a toda pastilla desde antes del puente de diciembre sí es viable y una reproducción virtual del Circo Romano para todo el año no, cuando seguramente cueste menos de un tercio que cualquiera de lo dicho anteriormente? Ni Tolón lo hizo hace tres años, ni ahora parece que Velázquez tenga mucho interés en poner en valor el patrimonio.No hemos cambiado mucho desde Roma, seguimos con el pan y circo.
Lo bueno de que nunca haya dinero para poner en valor el patrimonio es que tampoco lo habrá -espero- para levantar una reconstrucción de hormigón rosa del Circo, que siempre queda algún despistado que se empeña en seguir sacando a pasear de vez en cuando estas ocurrencias. Se verá.