El Estado tiene transferidas ciertas competencias a las autonomías que, en comparación con otros países de Europa nos convierten en uno de los más descentralizados del barrio.
Pero, ante la posibilidad de poder llevar a cabo políticas de cercanía desde la Comunidad Autónoma, se convierte en un arma de doble filo que afecta, enormemente, a la población, sobre todo en la vertiente más desfavorable.
Así nos encontramos en una región cuyo mayor problema está en la parálisis a la que nos tienen adheridos los sanchistas de Page. Ni por más que se les planteen acuerdos, colaboraciones, se les tienda la mano, prefieren votar con Bildu y ERC en Madrid y perjudicar a Castilla-La Mancha que, por poner un caso, impedir la subida descomunal del agua y la basura que nos han clavado este 2025 que estrenamos.
En otras materias nos encontramos en plena resaca de Fitur, en el pabellón 7 en el que el dinero promocional se ha ido al desagüe por no tener capacidad de rentabilizar la inversión realizada a través de acuerdos, contratos y negocio para los empresarios de nuestra región.
Espacio para moverte en el stand, poco, enrevesado y falto de un discurso que pueda mostrar una estrategia clara de una tierra muy amplia y poco pernoctada. Aunque la consejera del ramo se empeñe, las cifras son mejorables, en mucho, porque sí somos zona de paso y visita, pero no de cena y alojamiento.
Razones, puede haber muchas, entre las que se encuentra una red de artes escénicas con una agenda cultural de poca calidad por el escueto presupuesto (el mismo que hace 10 años, con el doble de Municipios), la falta de incentivos fiscales para emprender segunda actividad económica que complemente otras actividades principales (agricultura, ganadería, industria) de tal manera que se pudiera crear una oferta amplia y competitiva tanto en precio, como en calidad.
Hace falta que la planificación turística esté en manos de profesionales, expertos en la materia, sin reloj, ni otro objetivo que mejorar los resultados de los empresarios hoteleros, restauradores, hosteleros, guías y agentes. Menos papel cuché y más rentabilidad. Que capten más negocio y sean rentables. Eso es sostenibilidad social y económica, lo demás, cuentos chorras, como el plan turístico regional actual, lo que no son cuentas son cuentos.