He tenido una semana complicada. Revisiones médicas propias de la edad que te obligan a enfrentarte con la realidad de un cuerpo que ya ha pasado el periodo de garantía. Ser testigo de la forma en que actúan los responsables de gobernar tu país en los distintos niveles de la administración, asombrarte ante la forma en que actúan unos y otros sin asumir un mínimo de responsabilidad por los actos en los que se ven involucrados. En fin, que llevaba una semanita como para intentar pasar página de todo lo sucedido en ella, cuando me veo en un acto convocado por la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha para la entrega de los premios Meninas y recupero, no solo optimismo, sino confianza en que los españoles podemos estar orgullosos de lo mucho que la ciudadanía es capaz de hacer. El que se reconociera la labor de la Emume de la Guardia Civil y de la Ufam de la Policía Nacional, suponía reconocer lo evidente y me alegraba al ver la ovación que ambas instituciones recibían. Hay que tomar nota del hecho de que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado son de lo más valorado en esta España nuestra que tanto pesebre alimenta. Por ser de Toledo me encantó el reconocimiento a Mabel Lozano, al Instituto Juanelo Turriano y a la gran persona que es Amparo Molina, pero lo que más me emocionó fueron las palabras que pronunció Darita Díaz Monleón en agradecimiento por el reconocimiento recibido. Darita es maestra en una escuela rural de la Serranía baja de Cuenca y expuso cuál es su filosofía para enseñar a sus alumnos y lograr hacer de ellos personas responsables y solidarias. Siento no haber grabado su intervención, en poco más de tres minutos dio una clase magistral que debería servir para formar ciudadanos. Estoy convencido que Darita es de esas maestras que formarán parte del recuerdo de todos los alumnos que por sus manos hayan pasado y pasarán. Insisto, el mensaje que transmitió en su discurso es digno de formar parte de cualquier curso de formación que quiera hacer ciudadanos libres, solidarios y responsables. Gracias por hacerme recuperar la ilusión de que el pueblo español tiene en sus manos, si quiere, la solución a sus problemas de convivencia.