No deja de sorprenderme la reacción de algunos grupos o personas, en algunos casos vinculados a determinadas ideologías, acostumbrados como algo normal a disponer de unos recursos económicos que otros no tenemos, habitualmente vinculados a una ubicación privilegiada junto al mar o a su especial patrimonio histórico, cuando se ponen a despotricar por las incomodidades que el turismo ocasiona en sus vidas magníficas y opulentas. Y entendiendo que en algunos lugares y casos la proliferación masiva de algún tipo de turismo hortera y descontrolado los hace insoportables y te puede inclinar fácilmente hacia la 'turismofobia', lo cierto es que el turismo en España es uno de los grandes motores de nuestra economía. El impacto es bestial, generando un volumen de negocio de 224.800 millones de euros y aportando durante este año el 15,2% del PIB, lo que se traduce en la generación de tres millones de puestos de trabajo. Así que es evidente que las habichuelas son las habichuelas y uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. 
Estamos, los que no tenemos tantos recursos económicos, como para poner pegas. El próximo sábado comienza la Feria de Albacete, un motor importantísimo para el tejido turístico y hostelero local que repercute para todo el año en los demás sectores económicos de la ciudad. Normalmente, por cercanía, nos visitan murcianos, alicantinos y valencianos, además de los habitantes de las poblaciones del sur de la provincia de Cuenca, aunque estos precisamente son ya más albaceteños que el Altozano. Y queda espacio de sobra para recibir a todos los que vengan de Toledo, Ciudad Real, Guadalajara y Cuenca; vengan todos, vengan a compartir las algarabías de casetas, las comidas familiares, los conciertos, teatros, las atracciones feriales, la fiesta de los toros, vinos, jamones, gambas, chupitos y bailes de manchegas. Vengan los manchegos a la Feria de Albacete sin preocuparse de nada, que aquí pronto echamos mano a la orza y preparamos viandas para todos, pero eso sí, vengan con la faltriquera llena y con ganas de pasarlo bien. Son diez días, diez, que no son pocos, aunque ya me gustaría a mí tener el poder dictatorial de Maduro en Venezuela, que ha adelantado la Navidad al primero de octubre, para poder yo alargar la Feria de Albacete hasta esa fecha.
Como dice el alcalde de Albacete en la presentación del programa de este año, «Vivir la Feria es vivir la vida. Nadie está solo en la Feria de Albacete, el que la visita en familia o con amigos disfruta compartiendo la Feria, y todo el que viene se encuentra como en casa». Para eso, como todos los años, aquí estamos los albaceteños, nobles, trabajadores, sensibles, fiesteros, alegres, hospitalarios y talentosos, esperando en su Feria a todos los que de su regocijada estancia quieran gozar.