Un nuevo episodio vergonzoso acaba de producirse estos días entre la nueva directora general de Carreteras y Movilidad del Gobierno regional e Iñaki Jiménez, concejal del mismo asunto en el Consistorio toledano. Me refiero al añejo problema de las escaleras mecánicas de la estación de autobuses desde hace casi una década, que están paralizadas por averías y no ha habido ni hay nadie con voluntad de resolverlo. Ya he descrito alguna vez, que el perfil- salvo excepciones- del usuario de la estación, lo constituye un gran porcentaje de personas latino americanas y estudiantes que utilizan el bus para desplazarse diariamente a Madrid. Sin olvidar a otros usuarios que transitan por diversas razones entre nuestros pueblos y Talavera.
Después de reunirse algunas veces al año, después de conocer que los 300.000 euros que suponen solucionar el problema, bien instalando un ascensor grande o dos menores, ya que parece que no existen piezas de recambio para ponerlas en las escaleras, siguen igual. Para mí peor. Me indigna conocer que la solución al problema supone para el Gobierno regional un 0,02 por ciento de su presupuesto anual y el 3.04 del Ayuntamiento.
Si después de varias reuniones de segundo nivel entre Ayuntamiento, responsable de la instalación, y de la Junta, propietaria de la estación, cuánto tiempo más tiene que transcurrir o qué narices tiene que suceder para que alguien con un poco de vergüenza propia y ajena ponga fin a este episodio tan vil y vergonzoso que nunca ha debido de ocurrir. Aquí es donde quiero ver hecha realidad esas buenas relaciones que dicen que existen entre García-Page y Carlos Velázquez. Es decir, menos fotografías y menos canciones sin letra. ¿Hasta cuándo los sufridos ciudadanos vamos a tener que soportar esta situación? ¡Ya está bien! 
¡Qué bien viven algunos dirigentes que soporta a un pueblo adocenado y carente de amor propio que no mueve un dedo por despertarse! Sobra tanto postureo.