Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Ovejas, Poa bulbosa y Trifolium subterraneum

27/06/2024

A mi juicio, inexplicablemente, está demasiado extendido en círculos letrados e iletrados que la acción de la ganadería sobre el medio ambiente es perjudicial, lo que a todas luces resulta una apreciación impropia, por no, diciendo que es errada y desacertada, resultar demasiado categórica.
Son muchos los casos en los que la presencia del ganado es decisiva para conservar ecosistemas, la biodiversidad y el paisaje, siendo, además, verdaderamente entretenido y apasionante conocerlos. Si bien, como este espacio es reducido, y ya que la semana pasada visitamos lo que muy pronto será un aula de interpretación de la dehesa en el Centro de Investigación Agropecuaria Dehesón del Encinar en Oropesa (Toledo), me decido a escribir sobre los majadales. 
Más de un tercio de la dehesa está integrada en la Red Natura 2000, una red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad con zonas de conservación de hábitat de interés comunitario (ZEC) y zonas de protección para las aves (ZEPA). La dehesa se engloba dentro de esta clasificación como un hábitat caracterizado por formaciones herbosas naturales y seminaturales en bosques esclerófilos de pastoreo, Son pastizales arbolados, con dominio de los Quercus, de irrefutable origen ganadero, puesto que, a lo largo de los siglos, con el pastoreo se ha ido abriendo el bosque y se ha ido dirigiendo la evolución botánica del pastizal de las dehesas.
Así surgieron los majadales, zonas localizadas en las dehesas que reúnen las condiciones y las características físicas y biológicas necesarias para que interesantes especies herbáceas, como la Poa bulbosa y el Trifolium subterraneum, puedan perpetuar su presencia gracias al concurso de las ovejas y estas, a su vez, dispongan de un pasto de una rica calidad nutritiva. 
Son el resultado del estercolado y pisoteo continuo de los animales con lo que se enriquece el suelo de materia orgánica y se evitan los brotes de matorral invasor. Las ovejas por su carácter gregario y por sus querencias para el sesteo y el encame, son los animales que mejor favorecen la distribución natural de los majadales.
La sobrecarga de animales en estas zonas favorece la difusión del geófito Poa bulbosa, ya que sus semillas indigestibles son distribuidas por el terreno con las heces de las ovejas y sus bulbos radicales por acción del pisoteo se desprenden y vuelven a enterrarse, colonizando mayor superficie.  Rebrota con las primeras lluvias de otoño y mantiene su producción en invierno. Igualmente le favorece la concentración de ovejas al terofítico Trifolium subterraneum para enterrar sus semillas y permanecer en el pasto. Esta leguminosa ofrece una valiosa biomasa en primavera que tarda en agostarse más que otras especies, por lo que incluso llega a aprovecharse en verano.
 Son especies que han evolucionado con la ganadería y han desarrollado estrategias para soportar y beneficiarse de la acción del pastoreo que otras herbáceas no tienen, dotándolas de ventajas competitivas en su entorno. Por eso, la disminución de los rebaños en pastoreo hace peligrar esta asociación en el hábitat de la dehesa.