El Parlamento Europeo arranca oficialmente este martes la nueva legislatura después de los comicios de junio. Así las cosas, con el pleno previsto en el que los 720 diputados tomarán posesión de su cargo, se abre otra etapa para la política agraria y medioambiental con desafíos que requerirán de un refuerzo presupuestario para blindar la soberanía alimentaria; ya veremos de dónde sale el dinero.
Por lo pronto, Úrsula von der Leyen será ratificada el jueves como presidenta de la Comisión -el gobierno de Europa- gracias al acuerdo entre el grupo popular con los liberales y los socialdemócratas, todos en guardia ante el crecimiento de la ultraderecha. Sin embargo, deberá reescribir el guión de las urgencias o al menos tendrá que ser fiel a lo prometido durante las tractoradas cuando dijo y pidió a los eurodiputados que debían escuchar más a los agricultores, tenerles en cuenta antes de legislar, y ser más corresponsables con sus intereses e inquietudes.
Aquella declaración de intenciones no es una cuestión menor en los tiempos que corren, teniendo en cuenta que ahora deberá conjugar toda esa nueva filosofía con la pretensión de los verdes europeos para que la Agenda 2030 no se aparque, y los retos de lucha contra el Cambio Climático no queden en papel mojado. No olvidar que todos esos objetivos forman parte de la arquitectura verde de la actual PAC y, pese a las flexibilidades aprobadas, y otras que siguen en negociación, nadie ha dicho que se vaya a derogar el «Pacto Verde» ni la «Estrategia de la Granja a la Mesa»; no llevarse a engaño.
Por ello, a la espera de conocer quiénes serán sus compañeros de viaje, quiénes serán los comisario y comisarias y de qué países, la legislatura promete.
Primero, porque la guerra de Rusia en Ucrania sigue siendo un elemento de presión altísima que puede condicionar muchísimas decisiones que acaben afectando a la política agraria. El próximo año, al tiempo que se moldee la actual reforma, los jefes de Estado y de Gobierno empezarán a plantear las perspectivas financieras para después de 2027. Y ahí se verá la verdadera voluntad o posibilidad de que la PAC salga reforzada sabiendo que ya es prácticamente seguro que Ucrania acabe entrando en el club europeo; a día de hoy parece o resulta inevitable por cuestiones políticas, geográficas, estratégicas y defensivas, y eso tendrá su impacto en el dinero.
Segundo porque von der Leyen deberá medir los pasos frente a los ultraconservadores, cuyo discurso populista y proteccionista sigue calando entre la población rural y sectores como el primario que no entienden la falta de control sobre las importaciones en frontera, ni muchas veces, algunos acuerdos arancelarios preferenciales.
En este sentido, la revisión de la normativa de bienestar animal, por ejemplo, ya tiene en pie de guerra a todas las organizaciones sectoriales, así como a las asociaciones de transportistas. También deberá replantear el enfoque de normativas como la de uso sostenible de fitosanitarios que ella mismo retiró por falta de consenso, o la de reforestación que dejó en el limbo el acuerdo Mercosur tras tres décadas de negociaciones.
La presidenta ya sabe que las tractoradas han representado un punto de inflexión en las relaciones del campo con Europa. Y que un mal paso en este sentido, o algún olvido de sus promesas puede representar el final de muchas cosas. La interlocución con el COPA-COGECA será fundamental.