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Total indignación y desconcierto entre los padres de la guardería Nuestra Señora de las Nieves tras conocer que el centro no abrirá sus puertas el próximo 2 de septiembre. La parroquia de Santa Bárbara convocó ayer una reunión urgente donde comunicó a los progenitores que ante la falta de subvenciones y la reducción de las matrículas de cara al próximo curso (45 niños suscritos hasta el momento) no tenía más remedio que echar el cierre.
Se trata de la única guardería pública de Santa Bárbara, además de la de la propia Junta. Y los padres esperan encontrar una solución, porque de lo contrario, ven imposible encontrar ya una plaza para sus hijos a estas alturas del año de cara al próximo curso, dado que las demás guarderías públicas de la ciudad tienen lista de espera. La escuela infantil de Nuestra Señora de las Nieves comenzó este curso con 65 niños, que han llegado a ser noventa, y se han reducido mucho en julio. Se trata de un centro subvencionado, en el que los padres han pagado 275 euros por niño al mes. Y no ven posible acudir a otras guarderías privadas, que serían demasiado caras. «La mayoría matriculamos a los niños en la guardería porque no nos queda otra, no tenemos con quien dejarlos, y ya las demás guarderías económicamente razonables, en torno a los trescientos euros, tienen lista de espera», se lamentan.
En junio, los padres comenzaron a reservar plaza para el próximo curso en la guardería, siguiendo instrucciones de dirección de la guardería. Su sorpresa fue cuando ayer las trabajadoras de la misma les convocaron a los padres que todavía están recogiendo a los niños en julio a una reunión urgente por la tarde. Allí, el párroco les comunicó que como no llegan las subvenciones, la guardería no es rentable, y tendrá que cerrar. «Se cierra, cuando hay 45 niños matrículas, y todas las demás guarderías públicas cubiertas y no posibilidad de buscar otra», reiteran los padres.
Además, el cierre de la guardería deja en la calle a los 22 trabajadores que tiene en la actualidad, a los que los padres les han expresado su gratitud por su buena labor.
No se resignan. Ante la falta de otra alternativa, algunos padres de niños afectados han comenzado a plantearse soluciones. El sacerdote que ha dado la noticia, Mateo Fernández, párroco de Santa Bárbara, les comunicó que la decisión trasciende su persona, y depende del Arzobispado. Los padres inmediatamente han solicitado un encuentro con el administrador del Arzobispado para solicitar una ayuda y buscar alternativas para mantener la guardería. Aunque nadie les ha confirmado que les vaya a recibir.
Otros padres han decidido acudir a la Junta de Comunidades. De momento, la subvención a las escuelas infantiles no está incluido en los presupuestos. Pero algunos padres confían en que en breve el consejero Marcial Marín liberará la partida, y van a tratar de solicitar un adelanto a la subvención de este año.
Son padres como, Valentín Velasco, quien culpabiliza en partes iguales a Consejería y Arzobispado. Entiende que ambas partes le están engañando y espera que entre las dos encuentren una solución antes de septiembre. Velasco advierte que al consejero no puede permitir que se gaste ni un euro de un coche oficial en su consejería mientras haya un niño sin escolarizar o sin guardería en Toledo, «porque se estaría riendo de los toledanos». Pide a Marín que invierta en guarderías y, si es necesario, los cargos viajen en transporte público.
Además Velasco se muestra convencido de que el arzobispo, Braulio Rodríguez, no se ha enterado de esta decisión, y confía en que hable con sus servicios económicos y con los padres afectados. Su idea es que el Arzobispado debe mantener la guardería abierta al menos un año más, para que si tiene que cerrar, los padres se busquen otra alternativa. Porque, como católico, Velasco se sentiría defraudado si su Arzobispado valora la rentabilidad económica por delante de un servicio social, que todos los padres han definido como «extraordinario»; un servicio y una caridad que, tras treinta años de trabajo, espera que no se vaya al traste. Porque, de lo contrario, «la caridad del papa Francisco en el Arzobispado de Toledo se transforma en rentabilidad».