Siguiendo la estela de los afamados Óscar, no hay evento cinematográfico que no cuente con su vistosa alfombra roja, que tanto juego da a revistas del cuché y tertulias livianas. Confirmado el proyecto de la Ciudad del Cine en Toledo, ésta ya tiene su particular 'paseíllo' para el lucimiento de las estrellas, que en este caso es una esbelta y reivindicativa pasarela.
Corría mayo de 2007 cuando el alcalde Molina inauguró el parque de los Polvorines, donde irá la Ciudad del Cine, y su acceso peatonal desde la Fábrica de Armas. Al año siguiente, sustituido por Emiliano García-Page, los concejales de Izquierda Unida me pidieron algún personaje a quién dedicar ese puente. Sin dudarlo les dije que al líder obrero Facundo Perezagua Suárez.
Nacido en la calle de la Perala en 1860, Perezagua comenzó a trabajar como aprendiz en la Fábrica. Luego se trasladó a Madrid y allí ingresó en el PSOE, significándose en las reivindicaciones obreras, ganándose la inquina patronal y negándosele empleos. Ante ello quiso marchar a Barcelona, pero Pablo Iglesias le envío al País Vasco para extender allí el socialismo.
Así lo hizo. Liberó a los mineros del régimen de esclavitud en que malvivían, organizó las primeras agrupaciones del partido, lideró multitudinarias manifestaciones de clase, abrió una taberna que se convirtió en centro de formación y propaganda, fue concejal en el Ayuntamiento de Bilbao y, alineado con el sector "tercerista", en 1921 fue uno de quienes se escindieron para fundar el Partido Comunista. Al fallecer en 1935, su cortejo fúnebre fue acompañado por miles de personas. En Euskadi su nombre aún es dicho con respeto y admiración, halo que contrasta con el olvido en que malvive dentro del historicismo oficial de Toledo.
Con los votos en contra de la derecha municipal, aquella propuesta fue aprobada. Esto molestó a algún dirigente vecinal, quien en más de una ocasión ha pedido la revocación de dicho acuerdo, llegando incluso a amenazar con retirar él mismo la placa que a los pies de la pasarela recuerda a Perezagua. Ésta resiste allí y algunas veces está ornada con flores depositadas por sus seguidores. No me digan, ahora, que no se antoja morboso imaginar el sofoco que algunos tendrán cuando vean cruzar por tan singular pasarela 'roja' a lo más granado de la cinematografía nacional (clan de 'la ceja' y titiriteros, incluidos) camino de la Cinecittà toledana.