Carlos Rodrigo

Entre columnas

Carlos Rodrigo


Entre columnas

02/10/2023

El barco ebrio. Desde mi ventana. Mazmorreando… Andaba yo tan contento elucubrando títulos más o menos evocadores para cimentar la columna que hoy emprendo, cuando cometí un doble y fatal error; primero: encender la tele por mero automatismo y no para repasar los mundiales de Atletismo; segundo: ver la disensión de investidura. 
En mi descargo, otra opción era contemplar como un tertuliano justificaba el cese de un entrenador que acababa de ganar un mundial por haber aplaudido a su, en breve, exjefe. Malos tiempos para la libertad de expresión, musité, cambiando de canal.
La cosa no mejoró y caí. Cual abducido personaje de La Naranja Mecánica no logré parpadear y me enganché ojiplático a los exabruptos arrabaleros de un señor de Valladolid… corazón encogido y agolpamiento de títulos de épica y disfórica dignidad:  La pesadilla que se muerde la cola. Imposible el ademán… 
Como gracias a Dios soy de iris seco escapé a echarme unas gotas, pero al volver la cosa no remontaba. Una señora hispanofóbica exigía 450.000 millones de euros mientras leía titulares apocalípticos, sin citar medios obviamente, de prensa internacional sobre la opresión española a Cataluña: Bestiario. Animalario. Animal ario (basta, por aquí no sigas…) eran los kafkianos, orwellianos y delirantes títulos que acudían galopantes a mi perjudicada cabeza.  
Menos mal que entró en el salón mi hija que, como buena adolescente, sin referéndum consultivo previo me amnistió del deplorable espectáculo, sintonizando Frasier directamente sin más resolución motivada que la pregunta trampa «¿ponemos un capítulo?» cuando ya sonaba la musiquilla: Negro y en botella. Columnias. Los Renglones Torcidos…
Mi hija me miró de soslayo: «Papá, te castañetean los dientes».
Ignorándola, grité triunfante: Tengo el título: Entre columnas. 
Proseguí febril: «Todo muro de ladrillos para no caer ni agrietarse necesita columnas que deben estar separadas. Si te pasas el tope de distancia el muro se derruye… la separación no puede exceder el doble de la altura del muro. El muro somos los españoles. Aunque ciertamente la altura de miras que tenemos cada vez es más baja. Conque funcione Neftlix y el jefe no maree mucho… Las columnas serían los poderes. En fin, Montesquieu, sistema de contrapesos, etc».
Mi hija clavó su pupila marrón en mi pupila amarilla: «Montesquieu. Muy bueno aquello de 'debe establecerse un gobierno de forma tal que ningún hombre tenga miedo de otro'; quitando los detallitos del baño de sangre de la Revolución francesa y al amigo Napoleón, que se fumigaron en el pueblo ese de la canción de Abba donde han adoptado a Puigdemont… te lo podría comprar».
Acto seguido se levantó, me besó beatíficamente la frente y me recordó que hiciera caso al médico: «Recuerda, nada de política ni de funerales que estás muy sensible. Y no veas la otra sesión, que no va a ser el Padrino II precisamente, o quizá sí…»
 Y ahí me quedé, entre columnas de títulos, cada vez más convencido de que históricamente siempre triunfa quien dice sí y luego maquina lo que le viene en gana.