El cese a petición propia de Jorge Fabra como director general del Plan y del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, ha puesto de manifiesto que algo no está funcionando bien en la gestión de los fondos Next Generation. Tanto Jorge Fabra, como su predecesora Rocío Frutos, gozan de reconocido prestigio como profesionales y su salida de este organismo parece que tiene similares motivos, falta de medios y excesiva injerencia desde Moncloa en la forma de actuar. En 2021, España iba en el pelotón de cabeza en la gestión de los fondos Next Generation, siendo el primero volumen de fondos recibidos. Pero, poco a poco, la situación fue derivando. Ya se nos llamó la atención por el Tribunal de Cuentas Europeo. El retraso en la implantación de la plataforma informática CoFFEE, que debía centralizar toda la gestión, así como dar información y transparencia a la misma, arrojaba dudas sobre cuál era el destino de una parte significativa de los Fondos. Cantidades dirigidas a hacer frente a gasto corriente, excesivo porcentaje destinado al sector público, que en diciembre de 2023 alcanzaba el 60% del total de los fondos aprobados hasta entonces. Mínima dedicación a proyectos presentados por empresas privadas, que quedaban limitada a un 12% del total del ejercicio. Y la verdad es que, al principio, la forma de actuar de la administración española generaba ilusión para llevar a cabo las reformas estructurales que la economía precisa. Al final, como no nos pongamos las pilas, pasará esta oportunidad y nos quedaremos en el furgón de cola, cuando todo apuntaba a que íbamos a ser una locomotora. Y no debemos demonizar la política, definir un plan, con objetivos concretos, es necesario. Vincular a los distintos sectores de la sociedad para unir voluntades y poner en marcha proyectos, es fundamental. Políticas energéticas, usos del agua, sectores industriales, digitalización, reformas de la administración para dar más y mejor servicio al ciudadano. Son muchos los ámbitos en los que se puede trabajar y que podrían ser el destino de los Next Generation. Estamos hablando de más de 150.000 millones y hay que gastarlos antes de agosto de 2026. Por favor que no haya un tercer director que dimita en este tiempo, pongamos los medios.