Carlos Calzada

Carlos Calzada


Autoexigencia vs. conformismo

05/12/2024

Dejando a un lado asuntos arbitrales escabrosos, en el fútbol, como en la vida, la regularidad es algo difícil de mantener. Son muchos y muchos los aspectos y parámetros a controlar para que, bien conjugados todos ellos, un equipo sea eficaz en un partido, pero habrá que volver a avanzar con ellos para tratar de conseguir lo mismo en la siguiente jornada.

Por esta dificultad hay equipos que en un momento brillan con un fútbol ofensivo y atrevido, capaces de ilusionar a su afición, y después pueden caer en periodos de juego estéril, sin chispa ni identidad. Este es para mí el caso del CD Toledo, un equipo que ha pasado de su mejor versión a un rendimiento que apenas genera ocasiones y parece carecer de propósito ofensivo.

Y aquí es donde estoy seguro de que todo el cuerpo técnico se está quebrando la cabeza tratando de encontrar qué provoca estas caídas.

Desde mi punto de vista, más allá de factores tácticos, sistemas, picos de rendimiento, condición física, lesiones o circunstancias externas, hay un elemento esencial: la mentalidad. La falta de autocrítica y el conformismo son, a veces, enemigos silenciosos que minan la capacidad de un equipo para mantenerse en su mejor nivel.

Cuando un equipo como el CD Toledo alcanza un rendimiento como el del inicio de temporada, es fácil caer en la tentación de relajarse. El éxito, aunque siempre efímero, tiende a instalar una complaciente, pero peligrosa, zona de confort. 

Otro aspecto de riesgo es que los jugadores pueden asumir, aunque sea de forma inconsciente, que el buen momento llegará automáticamente, sin necesidad de trabajar el doble. Este proceso mental, de darse, es absolutamente letal en un deporte tan competitivo como el fútbol, en el que el rival también juega con esto.

Al CD Toledo le cuesta generar ocasiones, y eso no es solo síntoma de un problema táctico; para mí es más un problema de mentalidad. Cada pase fallido, cada desmarque que no se intenta, cada balón dividido que no se pelea refleja, en muchos casos, es una falta de autoexigencia.

El fútbol no se basa únicamente en lo que el entrenador trabaja durante toda la semana o indica desde el banquillo. El fútbol es de los jugadores, que son quienes ejecutan, quienes toman decisiones en décimas de segundo y quienes, en última instancia, transmiten la energía que define el ADN de un equipo. Si ellos no se exigen al máximo, lo demás no funciona, y este conformismo debe ser erradicado desde el vestuario, entendiendo que el éxito pasado no garantiza el futuro.

Y antes de terminar, no quiero que nos quedemos solo con esa responsabilidad de los jugadores. Los entrenadores también juegan un papel fundamental, deben ser los líderes que inculquen valores de sacrificio y competitividad.

Entre todas las partes se corrige este ciclo con un cambio de actitud inconformista que lleve al equipo a recuperar la chispa creativa y el juego ofensivo eficaz.

 

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