Templadas declaraciones asustan más que exabruptos, cuando esa templanza es sobre el derecho del que te privan. Y esta templanza, más digna para otras empresas, la estamos observando en la rendición de la exigencia de soterramiento del archimanoseado AVE a Talavera, o, para mejor decirlo, del AVE que nunca existió.
Por enésima vez nos quieren convencer de que este tren anda, cuando carece de ruedas, de railes y aún de proyecto. No sé qué fase del papeleo nos anuncian una vez más clarinetes y embusteros. No lo sé y no perderé un minuto en averiguarlo, porque solo el hecho de entretenerse en escuchar, es hacerles el juego. Y este juego es con toda la ciudad.
Ahora resulta que hacemos tañer la campana porque nos cuentan que en el año treinta -¿Quién conservará el cargo para pedirle responsabilidades?- tendremos AVE. ¿Qué trabajo cuesta formular tal promesa? ¿Quién, en cinco años, no es capaz de buscar una excusa para no cumplir? Es más, ¿es que no tenemos mil precedentes, 'talaveranos' de promesas incumplidas sobre el AVE y sobre mil asuntos más? Ahora la promesa viene, nada menos, del gobierno de Pedro Sánchez. ¿Y aún se paran a considerarla y hasta a aplaudirla?
Es verdad que ha habido un cambio en la forma de llegar el AVE a Talavera: el que prometió Zapatero, iba a venir «a la máxima velocidad», ahora el del ministro Puente, quizá para hacer honor a su nombre, va a venir 'volando', dicen que será aéreo… cualquier cosa menos soterrado, que era lo comprometido. Eso sí, la estación tendrá un mural de cerámica. Con eso quedan resueltos todos los problemas. ¿Ven ustedes como estos truhanes sin dar nada nos sacan una renuncia? Parece que la opinión que se impone es la de que «con tal de que venga da igual cómo. La postura no puede ser más estúpida: ya hemos cedido en asuntos de peso sin tener aún nada… ¿Se puede ser más inocente?»
Pues este es, al parecer, el resultado de las relaciones gobierno de Sánchez-AVE de Talavera, en la que el gobierno se ahorra el soterramiento a cambio de un friso de cerámica. No dirán que es mal negocio aunque la cerámica la pinte el mismísimo Ruiz de Luna que resucitara.
Ya sé que alguna vez habrá un tren a Talavera más rápido que el de ahora. Si en tiempos con menor capacidad tecnológica se sustituyeron las diligencias y se implantó el ferrocarril, no es ningún milagro que los trenes sean cada vez más veloces. En el caso del de Talavera, con que sea capaz de llegar a la estación, ya sería un éxito. Pero la renuncia gratuita no es el camino. De hecho con este tema llevan décadas burlándose con promesas que jamás pensaron cumplir.
Podemos adoptar la postura que mejor nos parezca, en este asunto como en otros, pero el pueblo que no es capaz de defender sus intereses no merece progresar y mucho menos quejarse por no hacerlo. Con Talavera se han cometido todos los desafueros que han querido, sin ninguna consecuencia: seguimos balando pastueños tras el pastor, ahí sigue aún el único puente de acceso a una ciudad que se ha estrechado en toda la historia y Talavera cada vez más sucia, más decadente, esperando un milagro,,, o, una obra de caridad…