Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Sindicatos de clase: parásitos inútiles

07/02/2025

No creo que nadie dude de la necesidad de los sindicatos en una sociedad libre. Los trabajadores necesitan tener organizaciones que los representen, que pongan de manifiesto sus problemas y que defiendan sus derechos, contribuyendo con ello al progreso de toda la sociedad. El problema es cuando, en lugar de cumplir esta función, se convierten en un engranaje de transmisión de concretos partidos políticos que es lo que ocurre con los denominados sindicatos de  clase.
Podemos dar gracias a que existen sindicatos en muchísimas ramas de la actividad productiva, que han superado esta antigualla que supone considerar a la actividad económica una clase, en lugar de una actividad de producción y desarrollo  profesional y personal. Gracias a Dios y a la lucha de muchos en Occidente con un sello en la frente que le determine su ocupación futura. La clase social ha dado paso a la preparación y al esfuerzo, como forma de acceder a unos u otros puestos. Por eso los sindicatos de clase han perdido su razón de ser.
El 'desnortamiento' que han sufrido, en concreto Comisiones Obreras y UGT los ha convertido en auténticos monstruos sin utilidad alguna, que luchan por garantizar la supervivencia de sus líderes y para ello no se les ocurre mejor cosa que vender su 'alma proletaria' al 'gobierno progresista', sus financiadores, y de esta manera, no han dudado ni un segundo en aliarse para atacar sin piedad a la oposición.
Cuando tienen tela que cortar, si de verdad se dedicaran a defender el trabajo, no se les ocurre otra cosa que arremeter contra quienes no tienen ninguna capacidad para modificar nada. Por definición, es el gobierno quién gobierna –tener que decirlo da  vergüenza- y es el que dispone del BOE, en el que salen las normas por las que se rige toda la sociedad. En una sociedad democrática cuando un gobierno pierde la capacidad de legislar, lo que hace es dimitir y convocar elecciones, no arremeter contra la oposición, por no prestar sus votos a lo que convenga al gobierno. Por ello cualquier reivindicación que se quiera hacer, se dirige siempre al gobierno.
En España los sindicatos de clase han inventado la 'pólvora zorrera': arremeten contra la oposición por no prestarse a los manejos del gobierno. Quizá esta patulea que se autodenominan sindicatos de clase, podrían contribuir a dar alguna explicación a sus seguidores y explicarles la trampa que suponen las normas ómnibus. Pero eso se lo callan ¿gratis? ¡No! se callan porque detrás esconden esas subvenciones, pagadas por todos, que les permiten llevar una vida opípara, imitando al 'hermano proletario' que viaja en Falcon.
Pero a la sociedad, poco a poco, se le va cayendo la venda de los ojos y a base de observar el teatro que supone predicar una cosa para hacer la contraria, les están dando la espalda. La última manifestación que algún líder llegó a justificar 'porque los partidos políticos (contra los que iban) hacían política…' Seguramente ven como los sindicatos, en lugar de controlar al gobierno, lo que hacen es adularlo para poder seguir poniendo la mano. A ellos, no se les ocurriría nunca protestar contra la falsificación que supone considerar activos a muchos parados con la estratagema de que son fijos discontinuos… y, por supuesto, la falta de productividad y el aumento del absentismo,… ni se mienta.