La Semana Santa, que por defecto son sencillamente una serie de días libres juntos, me refiero en cuanto a lo que se entiende cono día de «disfrutar», el verbo que tanto le gusta decir a los que hace la publicidad haciendo creer que eso del disfrutar, es un sinónimo de felicidad, y francamente, son conceptos quizá cercanos, pero, no iguales. La felicidad es algo que se ha dinamitado, y se ha utilizado y se utiliza de una manera torticera y sibilina por la publicidad, haciendo creer a todo el mundo, que el máximo objetivo del ser humano es estar en felicidad, y por ello, lo del disfrutar en perversa apariencia es lo más semejante. Además, si se está en el disfrute no se está en el planteamiento del crecer o hacer, es eso disfrutar, estar en relajo, dejando espacio más a la vaciedad mental que a la creatividad. Por lo cual, desde hace muchos años esto de la Semana Santa, que tiene un origen religioso y en loor a la cristiandad, siendo en esencia un tiempo dedicado a recordar la pasión, muerte y la resurrección de Jesús, motivo fundamental de la existencia del cristianismo como religión, devenida del judaísmo. Porque si el Cristo, no hubiera resucitado el cristianismo como tal no existiría, y la historia de la humanidad, por lo menos en esta parte del planeta hubiera sido otra. Teniendo en cuenta que ciertamente, en esencia lo que podamos asumir los católicos (cristianos) dependientes de Roma, es así por eso por lo que se marca desde las líneas que vienen desde Roma, para todo el mundo católico. Pero la paradoja en este planteamiento de que unos, los católicos a lo largo del año, poco más o menos que no pueden y no deben, mostrar en público su religión relegándola a los entornos cerrados de las iglesias, templos o conventos, a los demás, no solamente se les permite, sino que se les potencia y se les deja hacer, siendo que esencia, bueno eso… Sin embargo, en esta paradoja lo más paradigmático es que, la propia iglesia católica, ha potenciado cierto mantenimiento de esta realidad actual, sobre todo en este territorio de España en concreto, el que se haya llegado a esto de la Semana Santa así. Y todo ello, viene por su permisividad ante la realidad social, y diferenciaciones que soporta y a la vez mantiene. Pero, estamos en España, en una España realmente católica, que no aconfesional, dado que por lo visto aquí se puede tener libertad de religión y todo eso, por lo de las otras religiones, las cuales se están insertando y posicionando, con más presencia de la que nos pueda parecer, con exigencias y pérdidas de respeto, que los «católicos», ceden en sí, y a los «católicos», incluso se les retrotrae de su posición. Y en este revuelto de ideas y demás, hay algo muy curioso, y es lo de exaltarse hacia las afueras, y sale eso del fervor, las posesiones, el lujo del arte, los miles de personas que dicen ser cofrades, para luego no ir ni a misa.