Para llegar bien preparado a los exámenes finales, no vale estudiar el día de antes. Solo con trabajo, trabajo, más trabajo, y aprovechando cada oportunidad, puedes hasta quitarte esos finales en forma de 'playoff', y así obtener directamente una matrícula de honor.
Así fue la historia del CD Toledo la temporada pasada, donde considero que le faltó algo de estudio y constancia. Pero hoy por hoy, y aún es pronto, me sigue demostrando un aprendizaje constante, apresurado, obligado y que sucede a pasos agigantados en muchas parcelas, y que este año, de verdad, siento que llega a la deportiva. Ser capaz de aprender es algo muy positivo. A pesar de los cambios, seguro que a mejor, es inevitable echar la vista atrás y no tener miedo a los fantasmas del pasado.
Como entrenador, veo una adaptación muy interesante del equipo al partido en cuestión. Campo pequeño, césped artificial, rival en bloque bajo… y el CD Toledo fue capaz de sacar su cara B, la de sin renunciar a su filosofía, ser capaz de buscar el protagonismo a través de la eficacia, el balón fácil y seguro, y sobre todo, una buena presión tras pérdida que anuló las intenciones de transicionar del Manzanares y permitió al CD Toledo seguir siendo muy ofensivo y dominador por momentos.
Además, otro aspecto que demuestra esa metamorfosis del equipo, y que también es muy positiva, es que, incluso a pesar de adelantarse y pasar por momentos en los que el rival creció, fue capaz de sellar el partido con el 0-2 cuando más podría parecer que el partido se podía dirigir al empate.
'Cosas' que no pasaban antes, y no por 'mala suerte', pero que ahora pasan y demuestran que hay un plan detrás de lo que sucede en el verde, un plan que va desde un fútbol completamente diferente al que el equipo muestra en el Salto del Caballo y fuera de casa, hasta la capacidad de hacer debutar canteranos más que formados y preparados en busca de un gran futuro de verde.
Es obligatorio empezar siendo positivos, porque en una balanza lo bueno, lo positivo, es mucho más que lo negativo, y porque estoy convencido que si desde el entorno del CD Toledo exigimos una positividad competitiva, el equipo nos lo devolverá en forma de resultados, resultados también positivos. Eso sí, sin olvidar que para que algo sea positivo también tendrá que haber 'cosas' negativas.