En la inolvidable escena de la película 'Una noche en la Ópera' en la que Groucho Marx está negociando el contrato del tenor Ricardo Baroni (interpretado por su hermano Zeppo, si, el que hacía de mudo en las películas) con su representante (interpretado por el tercer hermano Harpo), la forma en que se desarrolla todo es un dislate divertidísimo que es inolvidable y muy difícil de superar. Groucho arranca diciendo: «Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante. Dice que… la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal, está muy bien, eh?»
A partir de aquí, el dialogo se convierte en un despropósito que merece la pena oír una y otra vez. La risa que produce te hace olvidar los problemas que puedas tener.
Pero hay que reconocer que, intencionadamente o no, esta pasada semana, hemos oído algo de similar factura y categoría en el Senado. En la intervención de la vicepresidenta Primera del Gobierno logró emular a Groucho. Se estaba hablando del acuerdo entre el PSC y ERC, para dotar de una financiación singular, o algo parecido, a Cataluña y la vicepresidenta dijo literalmente: «Y lo que dice el acuerdo, es lo que dice el acuerdo, no lo que cada uno creamos que dice el acuerdo». Y si la cuestión hubiera quedado aquí, quizás tendría un pase, pero poco después, insiste diciendo: «Pero lo que dice el acuerdo es lo que dice el acuerdo y lo que no dice el acuerdo, como Ud. decía, no lo dice».
Nadie podrá decir que las palabras de la vicepresidenta no reflejan una verdad como puños. Es de cajón que, si una cosa no se dice en el acuerdo, es que no está en el acuerdo. La cuestión es que, en el texto, se dice literalmente: «Impulsar un sistema de finançament singular que avanci cap a la plena sobirania fiscal, basat en la relació bilateral amb l'Estat i la recaptació, gestio i liquidació de tots els impostos ...» Blanco y en botella… es lo que dice el acuerdo.
Así, con sentido del humor, o del ridículo, la cuestión es que 873 mil votantes del PSC y 427 mil de ERC han firmado un documento por el que se va a cambiar las reglas de juego a 48 millones de españoles. Adiós al 28% de los tributos que recauda el Estado.