Sin fondo de atardecer ¿o era de amanecer?, pero un poco con el espíritu de Escarlata O’Hara, la consejera de Fomento relató ayer en las Cortes los agravios por los que el Tajo no volverá a pasar gracias al nuevo Plan de Cuenca. «Nunca más el agua de Castilla-La Mancha debe ser un cuello de botella para nuestro progreso», proclamó Marta García de la Calzada. Y su vaticinio lo respaldó con todos los hectómetros cúbicos que tendrá la región en asignaciones y reservas cuando se aprueben todos los planes de cuenca que le afectan. En total serán 4.321 hectómetros cúbicos, una cifra superior a los 3.806 que hay reconocidos en los planes vigentes en la actualidad (hay que tener en cuenta que cada hectómetro equivale aproximadamente a un estadio de fútbol como el Bernabéu lleno de agua hasta rebosar).
La consejera recalcó la cifra porque los 4.321 hectómetros superan la barrera de 4.000 que el PSOE quiso poner en el Estatuto de Castilla-La Mancha como mínimo para la región. De ese volumen total, 2.467 hectómetros saldrán del Plan de Cuenca del Tajo, que suben un 18% (antes estaba en 2.088). La mayor parte -casi 1.000 hectómetros- salen de los caudales ecológicos mínimos. Cerca de 700 hectómetros van a usos agrarios y más de 600 a usos industriales y energéticos.
Buena parte del debate entre la oposición y la consejera se centró en una de las novedades del Plan, que por primera vez marca un caudal mínimo a su paso por Talavera de diez metros cúbicos por segundo. García de la Calzada lo defendió frente a la posición del PSOE, que se aferra a la propuesta del borrador que salió publicado durante unas horas en la web de la Confederación Hidrográfica del Tajo hace ya dos años.
García de la Calzada, que lo denominó «borrador fantasma», no sólo lo desacreditó porque «los propios padres de la criatura dicen que no existen». También lo hizo de menos porque asegura que es peor para el río. Recordó que ese borrador establecía un caudal de 15,9 metros por Talavera, pero que no se trata de un caudal mínimo, sino medio, por lo que se podría dar el caso de que hubiera momentos en que no pasaran «ni diez, ni siete, ni cinco». Añadió que además aplazaba su entrada en vigor a 2021, cuando el borrador definitivo lo adelanta al día siguiente de su aprobación.