La relación de comisarías diseñadas por la presidenta del ejecutivo europeo para la nueva legislatura, es buena pista y reflejo de por dónde discurrirá la acción de gobierno y los equilibrios que condicionarán cada decisión.
A veces, pudiera parecer que los nombres con los que se rebautizan ciertas carteras son poco relevantes, pero siempre llevan una intención.
En este sentido, ha sido llamativa la designación de Teresa Ribera como comisaria de Transición Justa, limpia y Competencia; una conjunción de conceptos que deberán converger en políticas sostenibles, eficientes y respetuosas con los recursos naturales y energéticos, sin que el Viejo Continente pierda posiciones competitivas en el mercado global, y desde luego, compensando todos aquellos esfuerzos que representen sobrecostes para los diferentes sectores productivos como el agroalimentario. Esto, sin duda, es un cambio de posición respecto a la etapa anterior a las tractoradas.
En este sentido, Ribera empezará mandato con el encargo directo de desarrollar el pacto verde que impregna toda la PAC, aunque seguramente desde esa posición más conciliadora que la de su antecesor, el ideólogo del "New Green Deal", Frans Timmermans que en parte, fue quien puso en pie de guerra a toda la agricultura europea que, más allá de la burocracia, temió perder su propia soberanía alimentaria en los años más difíciles de esta era, marcada por los cortocircuitos de una pandemia, y por varias guerras demasiado cerca.
Ahora, la todavía ministra de Transición Ecológica del Gobierno de España, se coloca en primera línea del ejecutivo europeo como la principal vicepresidenta de las seis que habrá, pero como mano derecha de la alemana para asombro de los populares españoles que -ya han dicho- votarán en contra de su nombramiento en el examen que debe pasar todavía en el Parlamento. Veremos cuánto se aguanta la pose, siendo una decisión consensuada dentro del grupo a partir del acuerdo de investidura, cerrado también con los liberales y los socialdemócratas. Hasta un destacado miembro del partido de la ultraderecha de Georgia Meloni, estará en la cúpula del ejecutivo.
Por todo, si la transición verde seguirá siendo la senda de tantas políticas, sorprende en este sentido que las competencias del clima se hayan fraccionado y repartido entre tres comisarías distintas. Incluso se ha diseñado también una comisaría de Agua. Mucho tendrán que acotarse las funciones para que no entren en colisión, según sea la presión de los estados representados en este nuevo Colegio de Comisarios. Porque al final, la elección obedece a criterios políticos pero también a factores geográficos para propiciar máximos consensos, y una cultura integradora.
No resulta por eso una sorpresa que el nuevo responsable de la Agricultura, y ahora también de la Alimentación, sea originario de un territorio aparentemente neutral como es Luxemburgo que no tiene ningún peso agrícola relevante. Las organizaciones agrarias no han podido hacer grandes valoraciones más allá de que preside una asociación avícola en su país.
Christophe Hansen, ex eurodiputado y muy poco conocido en el sector, emerge como candidato, supuestamente libre de ataduras, para desarrollar el debate de la próxima reforma de la PAC, armonizar la normativa de la cadena, o retomar reglamentos como el de uso sostenible de fitosanitarios, o el que regulará las nuevas técnicas genómicas, tan urgentes para seguir impulsando el desarrollo y la innovación de la agricultura europea. De hecho, ya tiene el mandato de presentar un plan estratégico en los primeros 100 días desde que quede ratificado en el cargo.
Asimismo, la configuración de una comisaría de Salud y Bienestar Animal es también otro guiño de Von der Leyen a las nuevas sensibilidades sociales que vienen reclamando más garantías con este asunto, posiblemente desde el desconocimiento de una parte de la población por no saber del esfuerzo, los sacrificios y las inversiones realizadas por todo el tejido agroganadero e industrial para que las cabañas se crien en las mejores condiciones. La cartera estará en manos de un diplomático húngaro que en la pasada legislatura ya fue comisario de vecindad.
Con todo, arranca una nueva etapa en la que las organizaciones agroalimentarias tienen la obligación de recuperar su espacio y su voz ante las instituciones. La interlocución con los nuevos comisarios y comisarias es más estratégica que nunca, sabiendo además del mandato que tienen de su jefa, de lograr consensos y mirar por el bien común; esto es: propiciar una alimentación saludable, sostenible, pero también rentable.