Se ha puesto de moda, sin duda. Esta palabra, apenas conocida en los ambientes coloquiales, es ahora una palabra definitoria de realidades. Los algoritmos son un conjunto de instrucciones sistemáticas y previamente definidas que utilizadas en numerosos servicios y especialmente en informática, ayudan a realizar una determinada tarea. Está claro que deben de ayudar a definir y solucionar un problema.
Pero a mí me interesa ahora el tema de los algoritmos informáticos, esos que suponen un paso previo a ponerse a escribir un código. Primero definiéndolo como tal y luego, a través de ese código, poder indicarle a la máquina que acciones queremos que lleve a cabo. De este modo, un programa informático no sería más que un conjunto de algoritmos ordenados y codificados en un lenguaje de programación que nos permitirá ejecutar algo en un ordenador.
Y hablo de este tema, porque se está dando el caso de diseñadores –creadores en cuestión apoyados en programas- que están obteniendo premios creativos en concursos de cartelería festiva, tales como certámenes de Semana Santa, Carnaval, Ferias, etc., con obras diseñadas por ordenador e inteligencia artificial, algo que no es ilegal, pero que no está definido adecuadamente por las premisas legales a las que los organizadores deberían de prestar más atención. Y por qué se dice esto, sencillamente, para que quede bien regulado en las prescripciones legales de las administraciones y tengan su derecho adquirido, sin menospreciar con ello, los derechos de autores que realizan su trabajo creativo con las tradicionales formas de hacerlo: dibujo manual, fotografía artística o artes plásticas en su conjunto.
Por tanto, amigos, estamos en el siglo XXI, y ello conlleva aceptar las nuevas técnicas, adelantos científicos, avances portentosos de la informática, la robótica y la imaginación tecnificada, y hay que asumir los nuevos roles con la suficiente dignidad que ofrece la propia evolución humana. En ello debemos estar, eso sí, adecuando los mecanismos legales necesarios y arbitrando los parámetros que permitan un trato igualatoria y eviten una discriminación inmerecida. La inteligencia artificial ha venido para quedarse. Antes de que lleguen esos problemas de imagen, respeto, asunción y autorías, tomen las medidas quienes tengan la responsabilidad y de esa manera, todo podamos sentirnos más arropados por la administración y por los servicios de apoyo al ciudadano que siempre es el principal protagonista de la sociedad.