Lleva razón Koldo García: Madrid es un pañuelo. Entras en un bar de Usera y tienes muchas probabilidades de encontrarte con la tía Paqui del pueblo, aunque la buena mujer no haya pisado ese barrio en su vida. Para los que no crean en las casualidades, se dan. Como los milagros. En esta cuestión, la presidenta de la Comunidad de Madrid erró el tiro: «Madrid es tan grande que puedes vivir sin encontrarte con tu ex pareja». Jamás hay que ser tan categórico. Ni con novios, ni con queridos. O queridas, que de todo hay. Alguna pareja se ha roto cuando alguno de los miembros experimentaba fuera de casa con la tranquilidad que da la gran urbe. Hasta que ha sido cazado. O cazada.
A Koldo hay que creerle. Fue portero en un club de alterne y se las sabe todas. Le ha faltado contarle al magistrado del Supremo que un día se encontró a su tía en el puticlub que custodiaba. A la señora se le olvidó la sal y pensó que en un establecimiento con tanto movimiento tendrían el suficiente cloruro de sodio para curar las muchas heridas que se mueven entre paredes tan lúgubres. «Mire, señor juez, le juro que mi tía estuvo allí por una cuestión de necesidad doméstica. Entró, saludó educada, cogió una taza de sal y, cuando se marchó, dio las buenas noches».
No sé qué ven de raro en que Koldo coincida con Víctor de Aldama y con el jefe de Gabinete de María Jesús Montero en un bar de Madrid. Tampoco hay tantos bares en la capital y, habiendo trabajado para el mismo Gobierno, es normal que se coincida. Pastar en Moncloa activa una querencia casi natural hacia determinados lugares. Quién llegó primero es lo de menos. Sobre lo que hablaron, no sean mal pensados. Hay veces que las conversaciones de las barras son vacuas como las charlas de ascensor. «Víctor: viene frío». «Ya lo creo, Koldo. Los del tiempo han contado esta mañana que va a llover. Tampoco importa porque estamos en invierno, ¿verdad Carlos?». «Fin de semana de sofá, mantita y peli, Aldama».
La probabilidad de encontrarte en el mismo bar con el jefe de Gabinete de la vicepresidenta primera del Gobierno y con Víctor de Aldama es algo menor a la posibilidad de recibir en tu móvil un mensaje del comisionista de la trama, del nexo corruptor, según la UCO de la Guardia Civil. No eres nadie si no te has wasapeado en alguna ocasión con el ex presidente del Zamora CF. Como tampoco eres nadie si no has negado como San Pedro haber hablado con Aldama para admitirlo horas o días después cuando las pruebas te han dejado en evidencia. Reyes Maroto, ex ministra de Industria, Comercio y Turismo y actual portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, es la última que ha decidido jugar. Del jamás he hablado con ese señor, a quedar retratada con un pantallazo: «Buenos días Víctor y disculpa el retraso, son días complicados en mi ministerio. Le he pasado tu contacto al nuevo director de Turespaña para que se ponga en contacto contigo». Lo normal. Lo habitual cuando se es ministro. Aunque sea tarde -para eso están las disculpas oportunas-, se responden todos y cada uno de los mensajes que llegan. Si eres empresario o autónomo sabes perfectamente que te puedes dirigir a cualquier ministro de tu negociado que serás contestado en tiempo y forma. Es el proceder habitual en Moncloa.
Y luego está lo de tener dinero en metálico, nada extraño en la mayoría de hogares. ¿Quién no tiene 30.000 euros en billetes debajo del colchón, más aún si se trata de una costumbre familiar? Son nuestras tradiciones y hay que respetarlas.