Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


El personaje Ábalos

14/04/2025

Está en el foco de la noticia desde hace años, primero como todopoderoso hombre del sanchismo, secretario de organización del PSOE, superministro de Transportes y hombre de la confianza plena de Pedro Sánchez.

José Luis Ábalos fue el responsable de que regresara Sánchez triunfalmente a la secretaría del PSOE después de haber sido expulsado del partido, responsable de diseñar la estrategia para vencer a Susana Díaz en primarias, y el hombre con más capacidad de influir en las decisiones del presidente de gobierno junto a Iván Redondo. Los dos defenestrados en el mismo día. En el caso de Ábalos se dio a entender que al presidente le llegaron noticias sobre comportamientos de su mano derecha que le parecieron reprobables; incluso peligrosos para Sánchez, podían poner en riesgo futuro. En el caso de Redondo, la versión más aceptada era la que apuntaba que el jefe de gabinete había acumulado excesivo poder y hacía alarde de ello.

Pero hablemos de Ábalos, el hombre que efectivamente está haciendo peligrar el gobierno.

No hay quien crea que el presidente desconocía sus andanzas. Si fuera así habría que desmantelar al CNI, porque si es cierto que los servicios de información no tienen derecho a indagar en la vida privada de nadie, en el caso de Ábalos los datos que se publican ahora demuestran que sus actividades merecían ser vigiladas, porque su vida personal iba más allá de cambiar de amantes como de zapatos. Por ejemplo, si es cierto todo lo que hoy se sabe, las mantenía con dinero público. Y eso es delito.

No era lo más grave: Ábalos se movía en un círculo que trasegaba comisiones a cambio de favores gubernamentales, contratos y subvenciones, regalaba pisos y mansiones. Todo ello necesita explicación urgente. Como necesita explicación urgente el caso Delsy. Sorprende que el presidente de gobierno no haya movido un dedo para que se aclare, y eso que distintos testigos aseguran que Sánchez conocía la visita y tenía agendado un encuentro con la vicepresidenta venezolana. De ello se deduce que sabía que viajaba a España aunque lo tenía prohibido por la UE… y sabía para qué viajaba.

Ábalos, a pesar de su turbulenta vida política, económica y personal, que le está llevando a explicarse ante la Justicia porque hay motivos que indican posible delito, o delitos, se muestra firme en su defensa. Trata a conocidos y periodistas con la misma retranca y sentido de humor de siempre, avalando la idea de que los golfos suelen ser simpáticos. Porque todo apunta a que Ábalos es un golferas de categoría, aunque a lo mejor no ha delinquido. Pero desde luego sabe disfrutar de la vida.

Su futuro es incierto. Si evita la cárcel, que puede ocurrir porque los jueces son rigurosos y no admiten solo indicios, es fácil imaginar a Ábalos en una de esas mansiones que supuestamente posee, paseando por una playa paradisiaca de aguas turquesas.

Es Ábalos un estereotipo, al que se le ha cruzado la UCO en el camino y saca a la luz sus vergüenzas.