Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Un debate sobre la botella y su nivel de llenado

16/10/2024

Emiliano García-Page y Paco Núñez se ven las cara en medio de una gran tormenta nacional a cuenta de las últimas revelaciones sobre el llamado caso Koldo, que es ya el caso Ábalos y veremos si en algún  momento es el caso Sánchez. Este clima tormentoso condicionara el encuentro parlamentario al máximo nivel en el convento de San Gil, sede de las Cortes Regionales. 
A partir de este punto de partida, hay escenas que han resultado previsibles, más allá de los anuncios realizados por García-Page y las contrapropuestas de Núñez porque lo que está ocurriendo hoy en la política regional, la de todas las autonomías, es que se están viendo condicionadas absolutamente por las polémicas nacionales y la convulsión total en la que se mueve el Gobierno de España. A partir de aquí, García- Page saca pecho como 'hecho diferencial' dentro de su propio partido, es decir, está en una línea clásica, ajena al 'sanchismo', y no le duelen prendas a la hora de enfrentarse al gobierno de Sánchez en temas diversos, incluso llevarlos a los tribunales con recursos compartidos por los gobiernos del PP. Desde la amnistía hasta la llamada «financiación singular» se abre un campo de batalla inmenso en el que el presidente de Castilla-La Mancha se nos presenta como el más genuino representante de las esencias de un partido «fundamental para entender la historia reciente de España» y artífice de los grandes logros en temas de igualdad, desarrollo y cohesión territorial. 
En el otro lado, Paco Núñez explota la idea de que lo que hace García-Page es más de cara a la galería, que no tiene repercusión real en la marcha del país, y que en el fondo le hace el juego a Pedro Sánchez y sus pretensiones. En el fondo, el debate entre Page y Núñez  es un enfrentamiento entre quien ve la botella medio llena y quien la ve medio vacía. En esa dialéctica es en la que tenemos que analizar el Debate sobre el Estado de la Región, una oportunidad de oro para visualizar el momento político que se vive en la región, un espacio que no es para nada ajeno a las brutales turbulencias que llegan de Madrid pero que mantiene intactas sus propias reglas y consensos como se vio meses pasados con el acuerdo para reformar el estatuto de autonomía. Pero hasta este hecho fundamental es presentado de diferente forma dependiendo de quien te lo cuente. García Page dice que es una muestra elocuente de que en «Castilla-La Mancha las cosas  se hacen de otra manera!» mientras que Paco Núñez insiste en que ese acuerdo ha sido posible gracias a una alta voluntad de acuerdo del PP. De nuevo, la botella y según se mire
Sea como fuere, lo cierto y verdad es que el carril por el que discurre la política en Castilla-La Mancha es muy distinto al que tenemos a nivel nacional; efectivamente aquí no se juega por los extremos si no por el centro del campo y eso también lo saben en el PP con la consiguiente dificultad de apear al PSOE del poder en tanto en cuanto es una maquinaria transversal que atrapa votos de  ambos hemisferios. De ahí también la necesidad de que los populares tengan que buscar una centralidad que Paco Núñez ha ido consiguiendo desde que decidió dar una imagen más institucional que la que gastaba en un principio. Está claro que el PP no le puede ganar a Page acusándole de radical, venezolano o comunista, pero sí puede jugar la carta de los años que acumula en el gobierno, del cansancio y el desgaste y de la necesidad de recambio. Del mismo modo, el equipo de García-Page ya no pude seguir usando la carta de que Paco Núñez es el heredero de Cospedal ni de la herencia recibida de la única presidente del PP que ha tenido la comunidad autónoma, sencillamente a estas alturas es tan poco creíble como tachar a Page de peligroso bolivariano
De manera que es en este marco donde se juega la partida del debate. Para el análisis quedan las propuestas en materia de sanidad, educación, agua, infraestructuras. Siempre este tipo de marcos parlamentarios tienen que estar llenos de ellas, aunque al final lo que termina por prevalecer es la tonalidad de sus adversarios, los momentos de tensión, lo que viene a medir el momento de viven cada uno de los contrincantes. En  este debate, por cierto, ha sido el primero de Vox en las Cortes, pero dada la centralidad de nuestra 'aldea gala', lo de Vox, sin antagonistas en la izquierda radical, no deja de ser más que una anécdota.