El mundo de la política tiene un problema para los administrados, antes súbditos: los impuestos generan ríos y arroyos de pasta que los políticos ven correr a su alrededor. El ansia viva genera lo demás.
Los del PP situaron a su vera muchos personajes de 'ansia', que al ver río lleno de pasta se pusieron a pescar. Había muchos honestos, pero los ladrones de la época de Aznar o de Esperanza manchaban a todos los demás, que libres de pecado del todo no eran, y si no, que se lo digan a los chóferes de los coches oficiales o a las tarifas de los viajes en primera.
Los otros, los malotes, se intentaban hacer ricos desde el poder a base de comisiones, adjudicaciones a dedor, como diría Chiquito, y sobre todo desde la Caja Madrid donde nadie se salvaba, -tarjetas black cantan-, o la Telefónica, o los áticos marbellíes.
El formato había sido el mismo de los corruptos del gobierno de González, en el que la corrupción ni siquiera escandalizaba. Recordemos el caso de Juan Guerra, Roldan, el director general de la policía, la del BOE, los Filesos, etc.
Los únicos que parecían fuera de la cancha corruptiva eran los jueces, la guardia civil y la policía. Mucha mucha policía, aunque siempre ha habido una manzana podrida, pero en general funcionan.
Cuando llega el nuevo PSOE, al principio, se saca otra vez la bandera anti corrupción, como si los políticos socialistas fueran vírgenes en la materia. Todos santos. El caso Bárcenas o la trama Gürtel no se les caía de la boca, y se rasgaban las vestiduras en los mítines, como sin o hubieran infiltrados entre sus filas.
El tiempo los ha puesto en su sitio.
Los casos de corrupción de este nuevo PSOE son portada continua y permanente de los medios de comunicación y de las redes sociales. Muchos son bulos, pero los que están en manos de la UCO, la UDICO, los jueces, los fiscales anti corrupción y la guardia civil dejan de serlo porque cuando un miembro de esos cuerpos institucionales hace un informe o una acusación, el bulo deja de ser bulo para convertirse en carne de juzgado.
No digo yo que la presunción de inocencia no tenga que aplicarse al mundo político, pero dadas las circunstancias de los indultos, amnistías y otros medios filoso/empíricos que se vienen usando para que nadie cante, nos dicen que se escapan más culpables que se condenan más inocentes.
La presunción de inocencia está muy bien cuando a alguien lo sientan en el banquillo en el mundo civil, pero en el mundo político cuando el río suena agua lleva. Y el que se lo lleva siempre tiene información con la que se chantajea a los demás. El caso Koldo, por ejemplo, tardará años en juzgarse, y mientras un voto es un voto, que en caso de empate dirime la cuestión. La cara es el espejo del alma. De Abalos a avaros hay solo una letra, y si no que se lo pregunten a la venezolana Delcy Rodríguez y sus maletas, que no eran las de la Piquer.
¿Qué se creía Sánchez? ¿Qué los suyos eran todos honrados? Pues no. Tito Berni, Koldo y Aldama y otros no eran los nombres de ninguna banda de rock precisamente, por no entrar en cuestiones familiares. Los sobres del PP al parecer se han convertido en bolsas. Los panes y los peces.